jueves, 14 de abril de 2016

CULTURA / ESPECTACULOS › PLASTICA. EL VALOR DE LO INUTIL, HASTA EL 17 DE ABRIL EN EL CEC

Formas de acomodar la basura

Con curaduría de Florencia Battiti, Roberto Echen y Fernando Farina la muestra reúne provocativas obras del siglo veintiuno realizadas por autores argentinos reconocidos. El conjunto interpela como una sola pieza a la coyuntura política.
 Por Beatriz Vignoli
Lo anticuado, lo obsoleto, "los objetos que empezaron a extinguirse" es donde los surrealistas, como escribió Walter Benjamin, encontraron una reserva de energías revolucionarias. De los dadaístas dijo que "dieron menos importancia a la utilidad mercantil de sus obras que a su inutilidad como objetos de inmersión contemplativa". En las obras de estas dos vanguardias artísticas europeas del primer cuarto del siglo veinte, dadaísmo y surrealismo, encontró el filósofo alemán algo que se resistía a ser alienado y convertido en mercancía.
La primera cita está extraída de su reseña de la novela Nadja; la segunda, de "El arte en la época de su reproductibilidad técnica", ensayo cuyos conceptos "se distinguen de los usuales en que resultan por completo inútiles para los fines del fascismo". Los curadores Florencia Battiti, Roberto Echen y Fernando Farina tomaron esta frase como eje de una exposición que puede visitarse hasta el 17 de abril en el Centro de Expresiones Contemporáneas (Paseo de las Artes y el río).
El valor de lo inútil es el título de esta muestra que reúne, en el antiguo galpón ferroportuario, provocativas obras del siglo veintiuno realizadas por autores argentinos reconocidos, y cuyo conjunto interpela como una sola pieza la coyuntura política actual.
Diarios del odio, dibujo mural en carbonilla realizado en colaboración con amigos artistas por Roberto Jacoby y Syd Krochmalny (quienes vienen trabajando juntos desde hace diez años en una serie de propuestas que indagan la construcción de subjetividad), despliega una colección de insultos antikirchneristas, racistas, clasistas, machistas y fuertemente estigmatizantes ("Loca bipolar", dice el más sutil) extraídos de comentarios a las notas del diario La Nación. Jacoby es abogado y uno de los referentes centrales, a fines de los '60, del arte como intervención en los medios; Krochmalny es doctor en Ciencias Sociales. Cuando se expuso en 2014 en Buenos Aires la obra era menos ominosa de lo que resulta hoy, cuando esas voces feroces ("grasa"; "basura") provienen directamente del gobierno nacional.
El rumor de fondo como de cacerolazos viene de Olor a Bosque, escultura cinética construida con desechos por Juliana Iriart. La obra se expuso en el Centro Cultural Recoleta en 2010 y en 2011 ganó el Primer Premio Adquisición en el Salón Nacional del Museo Castagnino. El espacio postindustrial del CEC permite apreciar su cruda belleza.
Otra obra previa que ahonda su sentido en el nuevo contexto es Milagros (2010), proyecto escultórico por Martín Di Girolamo, quien no podía imaginar su destino de presa política infamada cuya libertad reclama el mundo entero cuando se le ocurrió levantar un monumento a la militante social jujeña Milagro Sala de 2,50 metros de alto en arcilla, al que cada espectador deberá acercarse y rociarlo con agua si desea que no se seque, resquebraje ni derrumbe. El monumento aún no existe.
Construcción de un horno popular para hacer pan (1972), de Víctor Grippo, Jorge Gamarra y A. Rossi, fue la acción artística cuyos registros despliega Georgina Ricci en una pieza de investigación.
Uno de los dos videos de la exposición es El dominio del mundo, de Eugenia Calvo, proyectado en un "tiempo infinito" por la magia de la reproducción en bucle, donde la repetición de un movimiento simple inventa un universo en el que una araña de caireles logra la proeza de oscilar en péndulo sin que su curva disminuya y sin detenerse jamás.
Tensiones políticas ocultas de la globalización se expresaron en 2011, cuando la cordobesa Leticia El Halli Obeid puso la lupa de su cámara de video sobre un punto concreto invisibilizado de la industria cultural: las condiciones de trabajo de los doblajistas de dibujos animados y el sentido que dan a su práctica. Así nació Dobles (2013), cortometraje documental de 10 minutos donde, entre otros, la actriz Marina Huerta (voz de Marge y Bart Simpson, la del cabello bicolor en el catálogo) defiende el doblaje, imprescindible para "niños, adultos mayores que ya no pueden leer los subtitulados, invidentes, débiles visuales y analfabetos funcionales". El video integró el proyecto de Lara Marmor que ganó el concurso Jóvenes Curadores de Arteba 2013.
Lo invisible de un cuerpo ausente (¿excluido, desaparecido, cremado?) es lo que señala Carlos Herrera en su hit Autorretrato para mi muerte: un par de zapatos en una bolsa de nylon que en efecto alude a "la forma en la cual los linyeras del barrio reservan su lugar para dormir de la noche". Así escribió Andrés Hax en una nota que Clarín tituló "Un par de zapatos con olor a podrido", muy consternado por el premio Petrobras que recibió en 2011 el autor de la obra, quien usó poco más de una milésima parte de los 12 mil pesos destinados a producción.

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