El
origen del mundo
por
Marina Mariasch*
Antes que Courbet, Da Vinci sugirió en El tratado de la pintura que
las mujeres debían representarse "siempre con actitudes vergonzosas,
juntas las piernas, recogidos los brazos, la cabeza
baja y vuelta
hacia un lado".
escena, con las piernas bien abiertas. Pero no son
mujeres, son
vaginas. No se es mujer por tener una concha. Las
mujeres están aquí a
la vez reducidas a su sexo y con la fuerza de su valor
simbólico. El
desplazamiento es doble, el artista cede su
carbonilla a otros
artistas –varones– para este *Sexionary*, versión caliente del
Pictionary, juego de
dibujar palabras.
En el principio, era la palabra.
De eso se trata, de dibujar palabras, que son ideas.
El pensamiento se
estructura en forma de lenguaje (Chomsky).
Esto, las vaginas, es lo que llega al plano de la
representación. Más
allá, antes del origen, hubo
algo, una cadena de acciones, relaciones de poder:
Un hombre dándole indicaciones a una mujer, pidiéndole que abra
las piernas. Un hombre cediendo el lápiz a otro hombre, una invitación
al mando. Todos tienen su parte y nadie pierde su
poder. Ni la vagina,
que toma el centro
de la escena, como si copara las tapas de revistas
para hombres, como
ahora las cubren los culos. La vagina se somete a la
mirada y se somete pero se
vuelve, una vez –finalmente– foco de las miradas.
El centro no es la pija erecta del porno, esta vez
es la vagina en su carácter
productivo y reproductivo. Una vagina donde la
economía del deseo se
despoja de la economía de mercado, van por carriles paralelos. Aunque
sometida, desde ese centro parece decir: "Hago
con mi cuerpo lo que
quiero". Y se vuelve amenaza, la vagina central
y soberana debe ser
levemente sometida para acentuar el dispositivo y
configurar el deseo.
Pero sigue siendo una amenaza.
¿Es el origen del mundo o el fin
del universo, un pulpo negro para
perderse y terminar túnel oscuro sin fondo? El primer feminismo se
preocupó por no exponer el cuerpo de la
mujer a la mirada patriarcal,
pero no es la primera vez que un cuerpo desnudo
sirve para encender
una revolución. La vagina en serie refleja el sistema de repetición de
patrones que conforman los mitos sociales. En esta
obra, en las
múltiples formas de representar una
vagina, lo que se abre es la
multiplicidad de personalidades que cada vagina
posee.
Hay que mirar y conocer, tirar de las hojas y
arrancar la remolacha de
adentro. Get us out from under, wonder woman, wonder
man. La vagina
pasa de ser un agujero en un bife de chorizo a una
idea, un triángulo
alegórico que se parece a Dios, un
agujero negro del que ninguna
partícula material, ni siquiera la
luz, puede escapar.
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