miércoles, 14 de diciembre de 2011

La instalación como ocupación

La decadencia de la instalación y la experiencia museística más libertaria y anárquica del siglo XXI.

John Kelsey*

Si el cine todavía ofrece un modelo útil para el mundo del arte contemporáneo es por su capacidad para producir imágenes que se mueven en relación con otros movimientos, que a menudo compiten –el paso del tiempo, los flujos de dinero, las pulsiones eróticas, las transformaciones de las relaciones de poder, la invasión de las nuevas tecnologías, las tendencias del mercado global, la disminución de la audiencia, etc.-, y porque su particular modo de moverse tiene que ver con su inherente impunidad. El modo rítmico de intervenir en el mundo, la máquina que mueve imágenes, también se abre a la manipulación en todos sus niveles y momentos de cambios, ya sea por los guionistas, distribuidores, publicistas, representantes o abogados del entretenimiento. El cine es una batalla en la encrucijada de múltiples velocidades e intereses, una lucha continua, no por la especificidad de su medio, sino por una manera específica de pensar y moverse entre heterogéneas e inespecíficas realidades. Nosotros reconocemos el cine cuando es capaz de asumir su propia posibilidad histórica y encontrar el mundo (en su propia muerte) cara a cara –es decir, con toda la capacidad de su astucia e ingenio. Inventar estrategias para la libertad del movimiento en el lado del cine sería convertir todo lo que reduce su potencial en una nueva arma. Por lo tanto, hemos visto a Jean-Luc Godard reinventar el cine con la televisión y hemos visto como el sonido puede ser revolucionado al modo de las imágenes en movimiento, mucho tiempo después del advenimiento del cine sonoro. Cada vez más, los bien intencionados guardianes de la historia del cine han visto al museo como una clase de panteón o refugio del arte en peligro de extinción. Pero algunas formas de cine continúan moviéndose y prefieren deshacerse en lugar de osificarse en otro monumento de la modernidad. Godard no está interesado en poner al cine en el museo, sea este consagrado o sepultado allí. Más bien, él está utilizando la institución como otro modo de poner el cine en una relación con su exterior, con lo no cinematográfico, y arriesgando su propio territorio en el proceso. Esto nos trae a nosotros el desastre de Godard como un artista contemporáneo. Una exhibición menos instalada que impuesta en el museo: “Voyage(s) en utopie” trae todos los signos del conflicto que explotó en los últimos meses y en la inauguración atrasada (originalmente planeada para el 26 de abril, inauguró el 11 de mayo), entre el cineasta de 75 años y la institución que lo hospedaba, el treintañero Pompidou. Más que cualquier cosa en particular, una instalación de tres cuartos –un montón de monitores de video depositados en un decorado insubstancial de la casa de muebles IKEA y plantas baratas en masetas, con un Matisse original colgado casualmente en la puerta- lo que se destaca es la intranquila presencia del mismo Godard, los trazos de su cuerpo moviéndose por el espacio destruido, las marcas de sus dedos aún frescas en las paredes, el uso de marcadores para corregir o borrar, los textos de los muros y otros actos de sabotaje físico y estético, como un agujero dejado en las placas de yeso después de su repentina decisión de sacar un monitor de video de un lugar a otro, volcando un andamio de la construcción, escombros, basura, etc. Estos han sido contrarrestados, a última hora, por las medidas de control del museo: las sillas aseguradas al piso, los monitores de vídeo fijados con dispositivos anti-robo, la eliminación de las botellas de vino vacías, y las disculpas al público. Entre el daño y el control de daños, “Voyage(s)” es lo que pasa cuando un museo intenta programar a un cineasta notorio por hacer de la estética política, y haber anunciado la muerte del cine en filmes tan tempranos como Breathless (1960).

De Bande à part (1964), cuyos dibujos animados corrieron una carrera dentro del Louvre, a Histoire(s) du cinéma (1988-98), donde las reproducciones digitales de las obras de Giotto y Goya fueron superpuestas sobre stills de películas de Hollywood, Godard siempre ha provocado encuentros tensos entre el museo y el cine, ya sea para mostrar que en la pintura el cine preexiste a su propio nacimiento (como opuesto al teatro), o para poner en cuestión su poder para producir imágenes después de la introducción del cine sonoro (Auschwitz y la televisión). Invitado más de una vez a instalarse en un museo como un Picasso en vida, conocido por su buen acogimiento al cine, Godard finalmente ha respondido con una especie de mutante –o falsificación-, una especie de instalación de arte contemporáneo: una retrospectiva de cine perdida en un loft yuppie destrozado –la inauguración atrasada, el show sobre presupuestado, y aún no terminado. También, él ha producido un escándalo institucional, y quizás la experiencia museística más libertaria y anárquica en años. “Voyage(s)” es, de hecho, menos una instalación que una ocupación y al mismo tiempo una deserción.

Existe un rumor que parece confirmado por la cama desarreglada que Godard uso por unas semanas antes de la inauguración y que se encontraba alojada en una de las salas. Otros rumores –algunos reforzados por la prensa francesa- relacionan como Godard primero se volvió en contra y luego despidió a su curador, Dominique Païni (recientemente enviado a un nuevo cargo en la Fundación Maeght en Saint-Paul-de-Vence, Francia) y como el cineasta escapó a Suiza con la mitad del presupuesto del show en su bolsillo. Esos chismes llenan un espacio vacío impuesto por el propio artista: la verdadera información velada por su rechazo a colaborar con la oficina de relaciones públicas del Museo o por no comunicarse con tesorería. No importa como juega actualmente el conflicto entre Godard y Païni , una declaración oficial del Centro Pompidou reclamó que “Voyage(s) en utopie”, emergió del proyecto original titulado “Collage(s) de France: Archaeology of the Cinema According to JLG,” abandonado en Febrero de 2006 por dificultades artísticas, técnicas y financieras”. Esta declaración fue publicada en la entrada de la exhibición, al lado del la fotocopia colgada de Le Verrou de Jean-Honoré Fragonard. El cartel, que también reaparece dentro del show, ha sido corregido por JLG con su marcador Sharpie: “dificultades artísticas, técnicas y financieras”.

El juego de palabras sobre el intento fallido de Godard para presentar un curso sobre cine en el prestigioso Collège de France hace unos años, “Collage de France”, estaba destinado a ser un trabajo en desarrollo durante nueves meses con el director de edición y proyección de imágenes en el Pompidou. En algún momento, esos nueve meses de cinematografía se convirtieron en nueve cuartos, un plan hiper ambicioso para un ambiente confuso y sumergido que incluía proyecciones de cine, monitores y stills, compartiendo muros con obras maestras originales de pintores como Delacroix y Monet. Hubo incluso una propuesta de instalar un espejo gigante cruzando la calle del museo, duplicando todo este en el mundo exterior. Pero, ahora, todo lo que queda de ese proyecto inicial son los modelos de escala de las nueve habitaciones construido a mano por Godard, hecho con un núcleo de espuma, fotocopias, tijeras y pegamento. Observando dentro de este artefacto rudimentario, donde los vídeos se reproducen en pantallas del tamaño de los teléfonos celulares, se puede pensar en los nickelodeons a comienzos del siglo XX, pero también son como casas de muñecas o laberintos de ratas, con libros de Arendt, Bataille y Chandler clavados en los pisos y las paredes. Todos estos materiales apilados en una habitación de la presente exposición, los modelos de fe de la radicalidad incompleta de "Voyage(s)”, es un desastre que se mantiene vivo en una utopía que en algún momento prometió una convivencia amistosa bajo un mismo techo entre las imágenes pintadas y las películas. Pero esta autodestrucción preserva el potencial utópico de este esquema, porque el cine no es algo que desea ser instalado, y porque Godard es quizás equivalente al carácter destructivo de Walter Benjamin, cuya necesidad de aire fresco y espacios abiertos es más fuerte que cualquier odio.

Por todas partes los cables fueron dejados sueltos o colgados como enredaderas sobre las paredes que no fueron construidas por completo. Por ello los equipos de audio y video quedaron al descubierto a través de las grandes aberturas en las placas de yeso bruto. Mientras a las pantallas HD de última tecnología se les han permitido ser tan obscenas, feas y tontas como quieren ser. Sobre una cama doble, en lugar de las almohadas, hay un monitor de pantalla ancha y nítida que trasmite una película costosa y racista titulada Black Hawk Down (2001) de Ridley Scott, donde descansarían las cabezas de una pareja occidental. Otro monitor, dispuesto sobre la mesada de una cocina, exhibe una película porno. Otra media docena de monitores han sido desenchufados y tirados uno encima de otro como si fueran basura. Pequeñas y enormes pantallas ocuparon el espacio como un local de ventas de electrodomésticos y vincularon los momentos más importantes de los precursores del cine europeo y de Hollywood a la Nouvelle Vague (Johnny Guitar, On The Town, Bob le flambear, Au Hazard Balthazar). Y así es como el arte de masas se ajusta al público que ya no va como una multitud sino como una serie de individuos, cada uno a la escala de su propia pantalla.

Entre la sala 2 (Anteayer) y 3 (Ayer) hay una abertura en la pared por la que un tren de juguete lleva cigarros de un lado al otro, mientras se proyecta en loop una escena de Brown Bunny (2003) de Vicent Gallo. La sala 1 (Hoy) tiene una habitación, una oficina, una cocina, y un living pero no un baño, presentando la vida metropolitana como un readymade de los readymade: un desierto que se extiende en frente y adentro de la pantalla HD.

Equiparando la catástrofe de la vida familiar parisina con la decadencia de la instalación en arte contemporáneo, Godard traviste las estrategias estéticas que ya no producen imágenes del mundo, que no hacen nada, sino que reproducen ciegamente la conformidad de los museos o las salas (y la subjetividad que los habita). Las imágenes de Godard (de Weekend, 1967 a Vrai faux passeport, 2006) y Anne Marie Miévelle, con quien colaboró hace tiempo, se proyectan en pequeñas pantallas colgadas linealmente sobre las paredes patéticamente decoradas con marcos genéricos. Si el marco, también, es un readymade, una mera imagen de sí mismo, también ha perdido su poder para producir un out-of-frame.

Más allá de Matisse y otros pintores, todo aquí son reproducciones baratas, sea grabadas en un disco, escaneadas, o fotocopiadas, y todo este contenido apropiado y reformateado es inmediatamente sometido a la violencia del hazlo por tu mismo de las tijeras y el pegamento (y los marcadores Sharpie). Lo que “Voyage(s)” promulga es una política del corte y pegue, una guerrilla poética de la cita y el détournement. Y cuando Godard toma un extracto de Levinas (“Lo que en el amor se llama la falta de comunicación es precisamente lo que constituye lo positivo en una relación de amor, la ausencia del otro siendo precisamente su presencia como el otro”), fotocopias de la serie de los grabados “Desastres de la guerra” de Goya y los pega al lado de un periódico con la imagen de George W. Bush o un still de un western de John Ford, y agrega las palabras “Fortress Europe”, está militando en contra de la historia oficial y sus representaciones, en contra de la lógica reduccionista de la información y la demanda contemporánea del espectáculo institucional. Esta es una clase de reduccionismo que resististe a otro. Y si el cine vuelve al reduccionismo, sería sólo entre dos imágenes, en el espacio que las une y separa, un corte que es espacial y rítmico a la vez: sólo así podríamos comenzar a elaborar otra relación con el mundo.

Godard siempre se ha opuesto, con el shock del corte (el out-of-frame), al encuadramiento del marco (la pantalla, la pared, la hoja). En “Voyage(s)” aplica la misma dialéctica al museo y finalmente hace vibrar las salas. Siguiendo los momentos de la espacialización de la práctica de Godard –literalmente sus huellas– como si fuera reconstruyendo un crimen, el espectador está obsesionado por otra posibilidad de inhabitar el museo. Pero ¿qué es esta impureza que sólo posee el arte contemporáneo? ¿Escenografía crítica? ¿Anarquía relacional? En Les Carabiniers de Godard, los soldados que conquistan el mundo regresan sólo con postales de reproducciones de las obras maestras de los museos. Como todo lo que encuentra el cine: la institución es material crudo, reducido, repetido y devuelto como otro. Causando la auto-diferenciación del Pompidou, como un cortocircuito, Godard ha encontrado otro camino por dentro y fuera del Museo.


Traducción: Syd Krochmalny y Alexandra Goldman.

Kelsey, John, "Installation as Occupation", Rich Texts: Selected Writing for art, Sternberg Press, Berlín, 2010, pp. 107-114. Originalmente publicado en Artforum, septiembre 2006, bajo el título "Double Exposure."

viernes, 9 de diciembre de 2011

Habladurías



Video filmado y editado en un viaje desde Madrid con destino a Barcelona el 28 de Febrero de 2011. Las tomas se hicieron desde un tren que arrancó en Madrid hasta la llegada al alojamiento en Barcelona. El video se editó ese mismo día, a la noche, en la casa de Gustavo Marrone en la rua de Picalquers.

Letra: Roberto Jacoby
Música: Nacho Marciano
Intérprete: Nacho Marciano
Dirección: Syd Krochmalny

martes, 6 de septiembre de 2011

El secreto de las urnas: Métodos y técnicas de investigación electoral


Métodos y técnicas de investigación electoral


Las elecciones de los últimos meses han instalado en un controvertido primer plano la cuestión de la investigación de Opinión Pública. Es oportuno, entonces, abrir una instancia de conversación acerca del tema, en un ámbito profesional, independiente de las discusiones mediáticas.
Consultores e investigadores elaborarán sobre métodos y técnicas de investigación electoral, abordando temas en relación con: los alcances y limites de técnicas y canales, cuestiones de diseño e interpretación, capacidad predictiva, los usos políticos, las falacias más comunes, entre otros aspectos que resultan centrales para una discusión productiva y actual.

Participarán, entre otros: Elsa Usandizaga, Lidia Aufang, Luis Acosta, Darío Cantón y Raul Jorrat, Juan Carlos Marín, Ricardo Abduca, Lucas Rubinich, Julián Rebón, Ricardo Rouvier y Artemio López.

Invitan: Roberto Jacoby y Lucas Rubinich.

Miércoles 24 de agosto | 14:30 horas | Sala de Reuniones
Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA | Uriburu 950 6º piso

video y realización: Syd Krochmalny y Florencia Reznik

Technologies of friendship and technologies of confrontation: Not even one square meter of sociability?


by Syd Krochmalny

Situation


By the end of 2008, the activists of the student center (CECSO) [1] decided to take over the three campuses of the Faculty of Social Sciences at the University of Buenos Aires [2].The strike was founded on the demands for structural improvements, a higher budget, and the completion of the new multi-department center. All academic activity within the university building was suspended and classes were held in the streets. The students held assemblies, public classes, and demonstrations [3].

The principal issue was the necessity of an adequate space for student and faculty socialization. The students held a meeting and decided to extend the student center’s dining area into the parking lot on university property. The original dining space was created in 2008, located in a room of the building that was no bigger than 30 square meters. It was connected to a large doorway leading directly out into a faculty parking lot covering three quarters of the block. The student activists took the opportunity to re-appropriate the parking lot as a space for socialization. Previously confined to classrooms, hallways and lobbies that were not adequate for social interaction between students and professors, they took it upon themselves to transform the space through political action. During the demonstration, the activists occupied no more than five percent of the total area of the parking lot.

During the summer of 2009, an independent student group and the members of the student center began the construction of the dining area in the parking lot. The installation consisted of a roof and “stone-enclosed gardens”, forming a space-maximizing architecture that brought the activists´ goals into fruition. The creation of the new socialization space quickly surpassed its first purpose of an integrated dining area, as it came to host academic, political, cultural and artistic activities.


This political act was supported by the majority of students, professors, three chairs, the Department of Sociology, artists, and the founders of the Madres de Plaza de Mayo. At the same time, the surface of the parking lot that was occupied was still a very small percentage of the total meters of the place, that until that moment had remained a marginal section of the parking lot, once filled with trash, wood fragments, and abandoned junkyard automobiles.

At the present, the participation of students, student directors and activists makes this space culturally vibrant and full of life. This new cultural ecology was developed while waiting for the implementation of the new Social Science building, that hadn’t been completed during the period that was officially established [4].


Nevertheless, in spite of the legitimacy of the students’ action, the rectorship interpreted this as an “usurpation”. This action did not only privilege the utilization of a parking lot above the social function of the academic space but also, for the resolution of a conflict of interests, the superior board asked the penal system to intervene in order to arrive to a solution. [5].
Taking this situation into account, the faculty authorities admitted that the conflict between the different actors should be worked out through a dialog table and without seeking the intervention of justice in a problem that was of political nature [6].

In 2009 the student center received a letter that notified it of the existence of an open penal cause and one student charged –Germán Feldman, former president of the student center-. The university rector ordered the dwellers and student center members to be identified, and also ordered an eviction during the summer of 2009, that was prevented by students. The report to the justice, by the rector against the students, means a setback in the history of the university and life in democracy [7].

Technologies of friendship and Technologies of confrontation


Together with sociologist Lucas Rubinich, we decided to intervene in the conflict. We resolved to call a group of artists to operate and generate artistic and social forms in the parking lot/ dining room space. We thought that we shouldn’t use the typical rethorics, tactics and strategies that were used by student groups which were similar to the artistic practices of the activist art groups: the “technologies of confrontation”, which meant actions and discourses during conflict situations that consisted of opposition, protest and denunciation techniques [8].


The “opposition strategy” is founded in the political relationship between friend and enemy, where the enemy is the bourgeoisie, the bureaucrat, the genocider. This strategy is an act of resistance and reinvindication when facing an attack towards a friend. The Other, in the strategy of opposition, is aggressor whose function is to make the aggressed come together, and makes the conflict a reason for community, collectives and groups to gather. This organisational forms arise in a defensive way. The generation and proliferation of this strategy is produced in line with the confrontation that defines the groups’ limits: it is not the “being along with”, the “we”, but it’s the conflict, “the other”, that works as a foundation of the groups of art and political militancy.


From this paradigm, that turned out to be inescapable since it was a main part of the situation in which we were going to operate, we took the following elements:
a. Intervention in a conflict space between actors (mainly students and rectorship)
b. The collaboration between artists and activist groups (members of the political groups of the student center)
c. Media coverage (articles in different media and video documentary)

But, at the same time, it was necessary to avoid some constant elements that were part of these tecnologies, namely: the reproduction of the conflict based in a friend-enemy relationship, the rethorics of denunciation and protest, the strategy of opposition, the modality of defensive action, the verbal and material attack. This way, the idea was to operate over certain elements that are part of the background of the activist art tradition. The cafeteria/parking lot is a situation in which we could work artistically with other Technologies. The ones that Fernanda Laguna and Cecilia Pavón had coined, towards the end of the nineties, as “Technologies of friendship” and that Roberto Jacoby was simultaneosuly working with in a series of projects like Bola de Nieve, Chacra 99, Proyecto Venus and Ramona.


The Technologies of friendship consisted of connecting and articulating fragments of World, artists’ initiatives within a vast autharchic cultural ecology in which artists proclaimed themselves as their self-producers: as their own directors, curators, critics, gallerists, writers and researchers. From these technologies we retook the following guidelines:


a. The participation of artists and non-artists (we included teachers, architects, activists and students that were taking the “General Sociology” subject with Lucas Rubinich)
b. The emphasis in the connection –philia- between different actors in conflict (activists from other parties that were not a part of the student center, members of the directive board of the faculty, the Sociology carreer and the deanship)
c. To build a new status quo facing the deterioration of institutions.
d. To give a visible image to what was invisible before.
e. A positive logic of action, by accepting heterogenous proposals.
f. To build bridges, cross symbolic borders and multiply the opportunities of fertile encounters.
g. To put the “economy of giving” into practice.

In order to put this plan into function we made a within our closest artistic circle, by summoning those artists that could provide practical and theoretical tools, and that had been a part of the “activist art” and “autogestive art”. The following artists were called: Mariela Scafati, due to her experience in the Taller Popular de Serigrafía (TPS), Javier Barilaro, painter and co-founder of the Eloisa Cartonera editorial, and Fernanda Laguna, artist and writer, promoter of Belleza y Felicidad, Belleza y Felicidad Fiorito and Tu Rito. Architects Gustavo Dieguez and Lucas Gilardi from a77 and Pio Torroja and Mauricio Corbalán from m7red were also convoked.


Tactics and open command experiment


With the technologies of confrontation as a factual situation we invited different artists to display friendly technologies. We defined the dining room as a lumpen bar and conceived it as an installation in which we could intervene, configure, redesign and collaborate [9]. It was also a space of conflict, inhabited by students, what made it organic, interactive, changing, where actions overlapped and modified each other, having sometimes unexpected developments.
We decided to call the artists and think within the place. The common opinion was that the space lacked “visuality”. If the occupation had legitimacy because of the lack of a territory of socialization, this could be crumbled with just one image. Therefore, we considered the need of creating a "face". Another common thought was that we should work with the needs and materials on the site, thinking of the possibility of accepting donated materials that could be attached to those we found there.


The first activity was a visit to inspect the site, with the participation of Javier Barilaro, Florencia Rodríguez Giles, Luciana Lamothe and Lucas Rubinich. At this first meeting we presented some ideas and took some photographs of the site.


The second meeting consisted of reading two books, the one about the thousand seats and another on contemporary architecture. As we read we worked with four wooden spools of wire that were lying on the parking lot. We sanded, painted and refinished them, and placed spinning wheels of polypropylene on them. This time joined by Mariela Scafati (who donated the paint), Fernanda Laguna and Irina Kirchuk.


The third meeting was within the context of the second Independent Book Fair held in the parking lot of the faculty. We continued our work in the construction of mobile tables. Santiago Villanueva and Federico Villarino visited us and joined the action. Other artists like Barilaro and Laguna and set up a booth with books. By the afternoon Pio Torroja, Gustavo Dieguez and Lucas Rubinich put together a discussion panel to reflect on the urban possibilities of the conflict.


The parking lot was taken as a privileged urban space (outside of the market), a lot of great dimensions, scarce in that zone of the city of Buenos Aires. The space had not been affected by the real-estate businesses since it was a public territory of the university. The capacities that were wasted due to the use of this terrain as a parking lot were evaluated. Therefore, the architects proposed to inject political imagination to think of the parking lot / dining room as a public plaza of arts and sciences, coordinated by the university. At the same time two subterranean parking lots could be built. The construction and financing of this self-sustaining project would take 5 years.


The implementation of a plan of this magnitude would be an economic fact larger than the current that, in turn, would prestige the college, by involving the participation of different social actors, and being an exemplary act for other community outreach projects to the college. This plan would meet the main articles of the new university statute:
"The development and implementation of active policies that commit resources and capabilities of the institution for the extension and transfer of knowledge to the community, related to specific social and institutional actors" (Statute of the UBA).


In the fourth action, Mariela Scafati and Lola Granillo preparared a soup with pumpkins extracted from the organic garden placed in the parking lot. The guests were students, graduates, student center leaders and two teachers. This exquisite soup was not only an act of donation articulated with the materials that were available at the site but was, unintentionally, a cooking lesson. The student cafeteria menu is based on high-fat foods (ham, pastries, choripán) and carbohydrates (pasta, potato dumplings). The soup postulated through action the unnecessary relationship between a low budget and poor quality food.


The fifth action consisted of a public class. Lucas Rubinich taught the class for the General Sociology subject at the student cafeteria. It was attended by students, activists, artists and guests. The class coordinated the contents of the subject with the conflict in the dining room / parking. Rubinich performative capabilities were deployed from the sociological theory of action and the analysis of the conflict between students and the rector.


The sixth intervention came from the kindness of Irina Kirchuk who informed us that she would be dismantling the Jorge Macchi’s exhibition at the Ruth Benzacar gallery. We went on a charter with Javier Barilaro and, along with Irina and Guido Yannitto and loaded the wood strips in the van. Upon arrival to the parking lot several students assisted in the unloading of the timber. The material was housed in the Faculty. We told the students that we were planning to build benches, chairs and tables. They supported our initiative. But a week later, members of the student center, commented with secretive enthusiasm while we were dictating the seminar along with Rubinich, that they had made “something” with the strips. After the class went to see what they had done and we found a trae "social sculpture." Macchi’s timbers had been assemblied with chairs, benches, tables and a large poster with the slogans: "permanent transfer of the dining room "an only building" and "bigger budget." The assembly made up a barricade. The trench was installed at 4 m from the stone enclosed gardens, expanding the occupied surface.


The experiment carried out in the Social Science faculty is still open. We encourage the participation and collaboration of sociologists, artists, urban planners and architects. The parking lot is a social laboratory to intervene. So far we have covered the following points.

The crossover between art, politics and sociology, the reconfiguration of space, objects and subjects, the relationship between art, education and educational value, the aesthetic actions of political practice driven by artists and appropriated and re-elaborated by students.
The political purpose of the project is to connect the actors (students, teachers, directive board and superior board) and articulate the different voices towards the construction of a space for science, culture and arts in the university open to the community.

Notes
[1] Presided by OKTUBRE, a leftist front formed in 2003 by the Partido Obrero, the MST, “El Viejo Topo”, the Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) and the “29 de Mayo”. In 2004 it was joined by Praxis (formerly known as Socialismo Revolucionario that separated from the PTS for considering it “sectarian” and “workerist”) and the MAS. During 2005 the MST was fractured with the documents 1 and 2 briefly coexisting and in 2007 it was joined by the COR (another breach of the PTS). Most members of the front are of “trotskist” ideology.
[2] Marcelo T. De Alvear 2230 headquarters, in Recoleta. Parque Centenario headquarters, Ramos Mejía 841 and Franklin 54. Constitución headquarters, Santiago del Estero 1029.
[3] During the same period, the University Assembly voted to reform the university status with 164 affirmative votes, 16 negative and 8 abstentions. During the session, groups of student activists tried to break the police barrier and enter the place with the goal of requiring their participation in university government. Christian Henkel, co-president of the FUBA, said the assembly intended to deepen neoliberal policies at the university. He urged them to remove the fences and withdraw the police guard in order to involve all the student representatives. The university assembly did not accept the demands, and the reform was approved. Meanwhile, there were some differences between some student sectors and the leftist conduction.- Oktubre, the front that then had the presidency, was again fractured. In November elections were won by a front of "Independent Left" called "El Tren" .- This coalition is composed by the groups “Contrahegemonía” (Corriente Universitaria Julio Antonio Mella), “La Mala Educación” and “Agrupación Universitaria Prisma”..
[4] Meanwhile the university does not comply with Article 70 of its statute that attemps to "promote cultural and sports activities and the appropriate infrastructure and teaching equipment upgraded for better performance of educational work."
[5] This action contradicts the stated in the university statute: all members of the university community are entitled to use and enjoy the property of the University (Article 79).
[6] It also represents a serious institutional injury and a setback in the history of the institution. Because the attempt to address an academic problem using the judicial power undermines the university autonomy.
[7] The student movement in Argentina has a long tradition. Due to the conquest of the university autonomy it was established as a political model for the organization of contemporary universities. This independent cultural movement spread throughout Latin America, Spain and the United States. The University Reform is the name given to the movement promoted by students since the university strike in June 1918 at the National University of Cordoba, demanding deep reforms of structures, contents and goals of the university. It attacked the feudal, bureaucratic and undemocratic structure and its dependence on the political system. In this context, the Federación Universitaria de Córdoba published the Manifesto Liminar, written by student leader Deodoro Roca, that later became the basic document of the University Reform. The movement was a critique of the relationship between knowledge and authority, showing the involvement of students in university life and decision-making with independence of outside powers (justice and church).
[8] Activist art operates over experiments carried out in collaboration between artists and activist groups to "creatively intertwine aesthetic and communicational resources with political practices" (Longoni, 2007). These groups are formed by architects, journalists, and artists who seek to activate transformative practices beyond their scope of registration. These projects and strategies fuse art and activism in a peculiar way. They are collective artistic actions - of a performative type, street signs, iconographic productions, interventions in real and virtual space - that propose an immediate political impact through media coverage and the participation of social activists, human rights and ecological organizations. The repertoire of these practices is composed by performances, actions, images, urban signals and interventions. The deployment of these practices occurs in different contexts: marches, protests, tributes in central points of the city; in neighborhoods, factories, advertising posters, buildings and squares. These practices provided a visuality to the actions of protest and strategic communication.

[9] The dining room is an installation because it is partially built (planters and roof) and because it lacks a central perspective (multiple configurations). It incluyes any viewer as a participant, as an integral part of the space, and assumes a decentered subject and an embodied viewer.

Bibliography

Laguna & Pavón, Belleza y Felicidad, en Panoramix, Fundación Proa, Buenos Aires, 2005.
Jacoby & Krochmalny, Tecnologías de la Amistad o como hacer y comer juntos, Ramona 69, Fundación Start, Buenos Aires, abril 2007.


sábado, 27 de agosto de 2011

Tecnologías de la amistad y tecnologías de la confrontación: ¿ni un metro cuadrado de sociabilidad?


Sobre una experiencia de artistas visuales trabajando con el contexto y los conflictos de la militancia estudiantil en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA

por Syd Krochmalny




Situación

A fines del 2008 el centro de estudiantes (CECSO), [1] con el apoyo del estudiantado, decidió tomar las tres sedes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires [2]. El fundamento de la medida de fuerza fue el reclamo y la exigencia de mejoras edilicias, un edificio único para todas las carreras, y mayor presupuesto. Esta acción significó la suspensión de toda actividad académica y fue acompañada por cortes de calles. Se hicieron asambleas, clases públicas y manifestaciones [3].



Por la situación edilicia, los estudiantes decidieron (por medio de una asamblea) extender el comedor del centro de estudiantes al estacionamiento en la sede Marcelo T. De Alvear. El comedor se había creado en el 2008, ubicado en una sala al interior del edificio, contaba con un espacio que no supera los 30 m2, pero que a través de una puerta se comunica con el estacionamiento de la facultad, cuyas dimensiones rondan los ¾ de manzana. Esta circunstancia permitió a los actores interpretar que la falta de espacios de socialización en la facultad –conformada por pasillos, aulas y halls-, podía ser suplida con una iniciativa política. “Hoy en la sede de Marcelo T. de Alvear no existe ni siquiera un metro cuadrado de sociabilidad para los estudiantes, docentes y no docentes” –dijo el ex presidente del centro de estudiantes-. Con este argumento se ocupó una parte del predio que no supera el 5% de la superficie total.



En el verano del 2009, un grupo de estudiantes independientes y los miembros del CECSO comenzaron la construcción del comedor en el estacionamiento. Consistió en la instalación de un techo y canteros que conforman una arquitectura que delimita el espacio y materializa la ocupación. La gestación de este nuevo escenario de socialización superó rápidamente su primera instancia como comedor integrando, al mismo tiempo, actividades académicas, políticas, culturales y artísticas.




Este hecho político cuenta en su haber con la aprobación de gran parte de los estudiantes, adhesiones de algunos profesores, declaraciones de tres decanos, una conferencia de prensa de la carrera de sociología y el apoyo público de artistas y de las Madres Plaza de Mayo línea fundadora. A su vez, la dimensión ocupada es insignificante en metraje, siendo un espacio marginal y subutilizado. Previo a la toma, estaba atiborrado de trastos viejos, maderas y autos abandonados. En la actualidad, germina vida y cultura, inyectada por la participación de los estudiantes, dirigentes estudiantiles y otros actores. La construcción de esta ecología cultural acontece en el interregno de la implementación definitiva del edificio único para Ciencias Sociales cuyos plazos oficiales no fueron cumplidos [4].

Sin embargo, pese a la legitimidad de la acción estudiantil, el rectorado interpretó el hecho como una “usurpación”. Esta acción no sólo privilegia la función social del espacio académico para el uso de un estacionamiento sino que, ante un conflicto de intereses, el consejo superior involucró al sistema penal para su resolución [5]. Frente a esta situación, las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales admitieron que el conflicto entre los actores debería resolverse en un mesa de diálogo, y que no debe buscarse la intervención de la justicia ante un problema que es de naturaleza política [6].



En el 2009 llegó una carta al CECSO en la que se notificó la existencia de una causa abierta y un estudiante imputado –Germán Feldman, ex presidente del CECSO-. El rector de la universidad solicitó identificar a los moradores y a los miembros del centro de estudiantes, también ordenó el desalojo durante el verano de 2009, impedido por estudiantes.





Tecnologías de la amistad y tecnologías de la confrontación


Con el sociólogo Lucas Rubinich decidimos intervenir en el conflicto. Resolvimos convocar a un grupo de artistas para operar y gestar formas artístico-sociales en el bar/estacionamiento. Creímos que no debíamos recurrir a las retóricas, tácticas y estrategias típicas, aquellas que llevan a cabo las agrupaciones estudiantiles y que son homologables a las formas de praxis artística de los grupos de arte activista: las “tecnologías de la confrontación”. Es decir, acciones y discursos en situaciones de conflicto con técnicas de oposición, protesta y denuncia [7].

La “estrategia de la oposición” se funda en la relación política entre amigo y enemigo, donde el enemigo es el burgués, el político, el burócrata, el genocida. Esta estrategia es una acción de resistencia y reivindicación frente al ataque a los amigos. El Otro de la estrategia de la oposición es un atacante que tiene como función unir a los atacados, hace que el conflicto fundamente a la comunidad, a los colectivos y a los grupos. Estas formas organizacionales se dan de modo defensivo. La gestación y proliferación de esta estrategia se produce en la línea de enfrentamiento que define los contornos de los grupos: no es el “ser con”, el “nosotros”, sino el conflicto, el otro, el eje fundante de los grupos de arte y militancia política.

De este paradigma, que resultó ineludible por constituir la situación sobre la que íbamos a operar, retomamos los siguiente elementos:

a. Intervención en un espacio de conflicto entre actores (principalmente estudiantes y rectorado) b. La colaboración entre artistas y grupos activistas (miembros de las agrupaciones políticas del centro de estudiantes) c. Difusión mediática (notas en distintos medios y video documental)

Pero, al mismo tiempo, era necesario eludir ciertos elementos constantes de estas tecnologías, a saber: la reproducción del conflicto en base a la relación amigo y enemigo, la retórica de la denuncia y la protesta, la estrategia de la oposición, la modalidad de acción defensiva, el ataque verbal y material. Por lo tanto, la idea era actuar sobre ciertos elementos que son parte del background de la tradición del arte activista. El bar/estacionamiento es una situación de hecho sobre la que podíamos trabajar artísticamente con otras tecnologías. Las que Fernanda Laguna y Cecilia Pavón habían acuñado, a fines de los noventa, como “tecnologías de la amistad”, y que Roberto Jacoby realizaba simultáneamente en una serie de proyectos como Bola de Nieve, Chacra 99, Proyecto Venus y Ramona.

Las Tecnologías de la amistad consistieron en conectar y articular fragmentos de mundo, iniciativas de artistas en una vasta ecología cultural autárquica en la que los artistas se postularon como autoproductores de sí mismos: como sus propios directores, curadores, críticos, galeristas, escritores e investigadores. De esas tecnologías recuperamos las siguientes pautas:

a. La participación de artistas y no artistas (incluimos a profesores, arquitectos, activistas y estudiantes que cursan la materia “Sociología General” de Lucas Rubinich). b. Énfasis en la conexión –philia- entre diversos actores en conflicto (activistas de otros partidos que no forman parte del centro de estudiantes, miembros del consejo directivo de la facultad, la carrera de sociología y el decanato). c. Construir un nuevo estado de cosas frente al deterioro de las instituciones. d. Dar una imagen a aquello que no lo tiene. e. Lógica positiva de acción, aceptando propuestas heterogéneas. f. Tejer redes, cruzar fronteras simbólicas, multiplicar las oportunidades de encuentros fértiles. g. Poner en práctica una “economía del don”.




Para llevar a cabo este plan se hizo una convocatoria en nuestro circulo artístico cercano, a aquellos artistas que pudieran brindar herramientas teóricas y prácticas, y que hubieran participado en el “arte activista” y en el “arte autogestivo”. Se convocó a Mariela Scafati por su trayectoria en el Taller Popular de Serigrafía (TPS), a Javier Barilaro, pintor y cofundador de la editorial Eloísa Cartonera, y a Fernanda Laguna artista y escritora, gestora de Belleza y Felicidad, Belleza y Felicidad Fiorito y Tu Rito. También a los arquitectos Gustavo Dieguez y Lucas Gilardi de a77 y a Pio Torroja y Mauricio Corbalán de m7red.

Tácticas y experimento de comando abierto

Con las tecnologías de la confrontación como situación de hecho citamos a distintos artistas para desplegar las tecnologías de la amistad. Definimos el comedor como lumpen bar y lo concebimos como una instalación sobre la que podíamos intervenir, configurar, rediseñar y colaborar [8]. También es un espacio de conflicto, habitado por estudiantes, lo que lo hace orgánico, interactivo, cambiante, donde las acciones se superponen y modifican entre sí, teniendo desarrollos, a veces, inesperados.





Decidimos convocar a los artistas y pensar en el lugar. La opinión común era que el espacio carecía de “visualidad”. Si la ocupación tiene legitimidad por la falta de un territorio de socialización, esta podía desmoronarse con una sola imagen. Por tal motivo, pensamos en la necesidad de crear un “rostro”. Otro pensamiento común fue que debíamos trabajar con las necesidades y materiales del lugar, aceptando la posibilidad de recibir materiales donados que podrían ser acoplados a los que allí encontráramos.


La primera acción fue una visita de reconocimiento del lugar de la que participaron Javier Barilaro, Florencia Rodríguez Giles, Luciana Lamothe, Lucas Rubinich y Bárbara Echeverría. En esta primera reunión planteamos algunas ideas e hicimos algunas fotografías del lugar.


El segundo encuentro consistió en la lectura de dos libros, el de las mil sillas y otro sobre arquitectura contemporánea. Mientras leíamos trabajamos con cuatro carretes de cableado que estaban tirados en el estacionamiento. Los lijamos, pintamos, barnizamos y le colocamos ruedas giratorias de polipropileno. En esta ocasión se sumaron Mariela Scafati (quien donó la pintura), Fernanda Laguna, Irina Kirchuk y Ángel Jara Oviedo.

El tercer encuentro fue en el marco de la segunda Feria del Libro Independiente realizado en el estacionamiento de la Facultad. Continuamos con nuestra labor en la construcción de mesas móviles. Santiago Villanueva y Federico Villarino nos visitaron y se sumaron a la acción. Otros artistas como Barilaro y Laguna montaron un stand con libros. Al caer la tarde Pío Torroja, Gustavo Dieguez y Lucas Rubinich armaron una mesa de debate para reflexionar sobre las posibilidades urbanas del conflicto.




Se planteó el estacionamiento como un espacio urbano privilegiado (fuera del mercado), un lote de grandes dimensiones escaso en esa zona de la ciudad de Buenos Aires. El espacio no fue afectado por los negocios inmobiliarios a causa de ser territorio público de la universidad. Se evaluaron las capacidades desaprovechadas por el uso de un estacionamiento en este terreno. Por lo tanto, los arquitectos propusieron inyectar imaginación política para pensar el estacionamiento/comedor como una plaza pública de las artes y las ciencias, coordinada por la universidad. Al mismo tiempo podrían construirse dos plantas de estacionamiento subterráneas. La construcción y el financiamiento de este proyecto autosustentable tardaría 5 años. La realización de un plan de esta magnitud sería un hecho económico mayor que el actual y, a su vez, prestigiaría a la universidad, implicando la participación de distintos actores sociales, siendo un acto ejemplar para otros proyectos de extensión universitaria hacia la comunidad. Este plan se ajustaría a los artículos principales del nuevo estatuto universitario:

“La elaboración e implementación de políticas activas que comprometan recursos y capacidades de la institución para la extensión y transferencia de conocimientos a la comunidad, asociados a actores sociales e institucionales específicos” (Estatuto de la UBA)

En la cuarta acción, Mariela Scafati y Lola Granillo prepararon una sopa con zapallos extraídos de la huerta orgánica del estacionamiento. Los comensales fueron estudiantes, graduados, dirigentes del CECSO y dos profesores. Esta exquisita sopa no sólo fue un acto de donación articulado con los materiales que se encontraban disponibles en el lugar sino que fue, sin proponérselo, una lección culinaria. El menú del comedor estudiantil está basado en alimentos con alto contenido graso (paleta, facturas, choripán) y carbohidratos (pastas, bolas de papa). La sopa postuló, a través de la acción, la relación no necesaria entre el bajo presupuesto y la mala calidad de los alimentos.


La quinta acción fue una clase pública. Lucas Rubinich dictó el teórico de la materia Sociología general en el comedor estudiantil. Asistieron estudiantes, activistas, artistas y comensales. La clase articuló los contenidos de la materia con el conflicto del comedor/estacionamiento. Las capacidades performativas de Rubinich se desplegaron de la teoría sociológica de la acción y el análisis del conflicto entre los estudiantes y el rectorado.

La sexta intervención partió de la gentileza de Irina Kirchuk quien nos informó que iba a desmontar la muestra de Jorge Macchi en la galería Ruth Benzacar. Fuimos en un flete con Javier Barilaro y, junto a Irina y Guido Yannitto, cargamos los listones en la camioneta. Al arribar al estacionamiento varios alumnos colaboraron en el descenso de la maderas. El material fue alojado dentro de la Facultad. Le contamos a los estudiantes que planeábamos fabricar bancos, sillas y mesas. Ellos apoyaron nuestra iniciativa. Sin embargo, una semana más tarde, miembros del centro de estudiantes, comentaron con sigiloso entusiasmo, mientras dictábamos el seminario con Rubinich, que habían hecho “algo” con los listones. Al terminar la clase fuimos a ver lo que habían hecho y nos encontramos con una verdadera “escultura social”. Ensamblaron las maderas de Macchi con sillas, bancos mesas y un extenso cartel con las consignas: “cesión definitiva del comedor”, “edificio único” y “mayor presupuesto”. El ensamblaje compuso una barricada. La trinchera fue instalada a 4 metros de los canteros, ampliando el terreno ocupado.



El experimento llevado a cabo en Sociales aún está abierto. Instamos a la participación y colaboración de sociólogos, artistas, urbanistas y arquitectos. El estacionamiento es un laboratorio social a intervenir. Por el momento hemos abordado los siguientes puntos.

El cruce entre arte, política y sociología La reconfiguración del espacio, los objetos y los sujetos La relación entre el arte, la educación y el valor pedagógico Acciones estéticas de praxis políticas impulsadas por artistas y apropiadas y reelaboradas por los estudiantes.

El fin político del proyecto es conectar a los actores (estudiantes, profesores, consejo directivo y consejo superior) y articular las distintas voces para la construcción de un espacio de la ciencia, la cultura y las artes de la universidad abierto a la comunidad.




Syd Krochmalny

/home
[1] Presidido por OKTUBRE un frente de izquierda conformado en el 2003 por el Partido Obrero, el MST, “El Viejo Topo”, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la “29 de Mayo”. En el 2004 se le sumaron Praxis (antes conocida como Socialismo Revolucionario que se separó del PTS por considerarlo “sectario” y “obrerista”) y el MAS. Durante 2005 el MST se fraccionó conviviendo brevemente los documentos 1 y 2 en el frente y en 2007 se sumó la COR (otra ruptura del PTS). La mayoría de los integrantes del frente son de ideología “trotskista”.

[2] Sede Marcelo T. De Alvear 2230, en Recoleta. Sede Parque Centenario, Ramos Mejía 841 y Franklin 54. Sede Constitución, Santiago del Estero 1029.

[3] En el mismo periodo, la Asamblea Universitaria- votó la reforma del estatuto universitario con 164 votos afirmativos, 16 negativos y 8 abstenciones. Durante la sesión, agrupamientos de estudiantes activistas trataron de forzar la barrera policial y entrar en el recinto con el objetivo de exigir su participación en el gobierno universitario. Cristian Henkel, copresidente de la FUBA, dijo que la asamblea tiene como intención profundizar la política neoliberal en la universidad. Exhortó que se quitaran las vallas y se retirara la guardia policial para que participen todos los representantes estudiantiles. La asamblea universitaria no aceptó las exigencias, la reforma se aprobó. Mientras tanto, se produjeron algunas diferencias entre sectores del estudiantado y la conducción de izquierda.- Oktubre, el frente que hasta entonces tenía la presidencia, volvió a fracturarse. En noviembre las elecciones fueron ganadas por un frente de “izquierda independiente” llamado “El Tren”.- Esta coalición está integrada por las agrupaciones “Contrahegemonía”(Corriente Universitaria Julio Antonio Mella), “La Mala Educación” y “Agrupación Universitaria Prisma”.

[4] Mientras tanto la universidad no cumple con el artículo 70 de su estatuto en procurar “la promoción de actividades culturales y deportivas y la infraestructura apropiada y el equipamiento pedagógico actualizado para el mejor desempeño de la tarea educativa”.

[5] Esta acción contradice a lo formulado en el estatuto universitario: todos los miembros de la comunidad universitaria tienen derecho a usar y disfrutar de los bienes de la Universidad (artículo 79).

[6] Asimismo, representa una grave una herida institucional y un retraso histórico para la institución. Porque el intento de abordar un problema académico haciendo uso del poder judicial atenta contra la autonomía universitaria.

[7] El arte activista opera sobre experiencias llevadas a cabo en colaboración entre artistas y grupos de activistas que “entrelazan creativamente recursos estéticos y comunicacionales con prácticas políticas” (Longoni, 2007). Estos agrupamientos están compuestos por arquitectos, comunicadores, y artistas que buscan activar prácticas transformadoras más allá de su ámbito de inscripción. Estos proyectos y estrategias fusionan arte y activismo de forma peculiar. Son acciones artísticas colectivas –de tipo performático, señalamientos urbanos, producción iconográfica, intervenciones en el espacio real y virtual— que se proponen una incidencia política inmediata a través de la difusión mediática y la participación conjunta con organizaciones de militancia social, de derechos humanos y ecológicas. El repertorio de estas prácticas está compuesto por performances, acciones, imágenes, señales e intervenciones urbanas. El despliegue de estas prácticas acontecen en diversos contextos: marchas, protestas, homenajes en puntos céntricos de la ciudad; en barrios, fábricas recuperadas, afiches de publicidad, edificios y plazas. Estas prácticas proporcionaron una visualidad a las acciones de protestas y de comunicación estratégica.

[8] El comedor es una instalación porque está parcialmente construido (canteros y techo), y porque carece de perspectiva centrada (múltiples configuraciones). Incluye a cualquier espectador a modo de participante, como partes integrales del espacio, y presupone un sujeto descentrado y un espectador corporeizado.

jueves, 4 de agosto de 2011

Time and Narration
About “Do You Have Time?” by Judi Werthein with Tomás Espina at the Aldrich Contemporary Art Museum, Connecticut, EE.UU.
SYD KROCHMALNY

“Do you have time?” gives a voice to those who usually don’t have one. Segregated in the streets and flattened by the conditions of late capitalism, they don’t generally enter museums or even give their opinion. An unemployed David Kleinman relates his own vision of the history of the USA. A revision that is immediately labelled Marxist. Especially when it comes from an Argentine artist who dares to talk about the USA.



On entering one of the rooms of the Aldrich Contemporary Art Museum, the spectator will feel overwhelmed by the smell of saltpeter, sulphur and coal from a burnt painting, onto which is projected a black and white film. Perhaps the stench will provoke a strange sensation, mixed up with the perception of something that is difficult to recognise but which their unscrupulous investments implement. The miasma will evoke a series of opposing figures: 4 July, 11 September and the war in Iraq. Amongst the visitors to the museum in the city of Ridgefield there is usually a handful of financiers, who contribute by way of large investments to the opening of “new markets” and, perhaps without knowing it, to the fall of governments. These are the men who manipulate the flow of global finance, and consequently, control the distribution of subjects in space and time. These men and their families know that time is money, so it is unlikely that they will have two hours available to watch and listen to the filmed portrait of David Kleinman, an unemployed, 63 year old, New Yorker, relating his personal vision of the unofficial history of the United States. This video, filmed by the artist Judi Werthein, is projected onto a cloud of ash and explosions painted in burnt gunpowder by the artist Tomás Espina. Do you have time? is the narration of a story and the setting of a scene of an unemployed person from Queens, in the form of a talking head, in an oneiric and ethereal landscape. The authenticity of the story is coupled with the lyricism of the ascending motion of the cloud of smoke that suggests an explosion in the sky.

David Kleinman studied history and philosophy at the University of Wisconsin during the decade of the seventies, but abandoned his academic aspirations in order to work and scrape a living during the petrol crisis. Even though he has dedicated 30 years of his life to the printing industry, he has never lost his passion for history. A true bookworm, Kleinman divided his time between work and family on the one hand and autodidactic reading on the other. During the recession and the world crisis of 2008, Kleinmain was laid off. Aged 59 and with no possibility of gaining employment in a country with almost 10% unemployment, Kleinman threw himself into reading and waiting for retirement. Unemployed and never having been able to become a historian, he has all the time in the world to narrate his version of the history of the United States. Armed with facts and details, he talks about the racist ideologies of the settlers of Massachusetts in the 17th century, the massacre of the Mystic river, the genocide of the aboriginal populations and of slavery. These topics are submitted to scrutiny and freely associated with current problems, so that Kleinman passes from Thomas Paine and George Washington to Richard Nixon and George W. Bush. Kleinman is a Marxist and a fervent critic of the United States, however, at the same time, he conceives of this country and its constitution as one of the greatest social experiments in humanity, one that seduced Alexis de Tocqueville and even Karl Marx. According to Kleinman, the United States is a strange combination of materialism and idealism promoting self-government, democracy and the search for happiness – as stated in the 4th article of the constitution. Kleinman defends the ideals and praxis of the 1776 Revolution, which he considers incomparable with the French Revolution – for the seeds of terror of Maximilian Robespierre and the imperial caprices of Napoleon Bonaparte. However, the American experiment was never brought to fruition, being left subjugated to the yoke of corporations and the control of society. From the idea of self-government and happiness it passed to the control of the internet and a military State that instigates wars beyond its political sovereignty.


Whether it is with feeble arguments, based on the ideology of liberty and democracy, the governors of the United States justify invasions, massacres and coups d’état. In their way, the majority of the citizens approve of the wars in the Middle East and the huge military budget (20% del GDP) that is paid for with 40 % of their income. “A contrario sensu”, some of the spectators that attended the opening accused David Kleinman of being a communist and objected to the possibility that an Argentine artist could express an opinion about the history of a country that isn’t her own. Implausible chauvinism from a nation constructed integrally out of immigration. Paradoxical asymmetry of those who can talk and invade other countries but can’t tolerate foreign critics. Denying the right to express an opinion they decided not to listen: adding up the limited time that the public generally dedicates to the contemplation of art works and the irritation caused by the words of Kleinman, the majority of the spectators didn’t last more than 5 minutes in front of the video. The reply to the title of the piece, “Do you have time?” is often a categorical and unspoken “no”.


The work appeals to the spectator, inciting him to revisit the history of the United States and to read the constitution that is placed on two tables adjacent to the chairs and sofas in the projection room. The conditions are provided, but the ritual of museum visits is established: a light stroll and a passing gaze that circumnavigates the works. An unemployed person who has the free time to tell a story comes up against an audience that doesn’t have time to listen to him. It is known that contemporary art is just one more chink in the cultural industry and that western society is heading for another century without aura. However, “Do You Have Time?” requires the spectators to leave behind their role of audience and to transform themselves into interpreters who elaborate, translate and appropriate «history», the memory of what they were, the perception of the present and what they imagine for the future. According to Rancière, an emancipated community is a community of narrators and translators. This is the line of investigation that Judi Werthein has been developing since “Turismo” (2000), “Manicurated” (2001), “Obra contada” (2007), and which on this occasion Tomás Espina accompanies with a painting that tries to recuperate, with the vestiges of fire, the experience of aura.
Tiempo y Narración

Sobre “Do You Have Time?” de Judi Werthein con Tomás Espina en Aldrich Contemporary Art Museum, Connecticut, EE.UU.
SYD KROCHMALNY

“Do you have time?” daba voz a aquellos que habitualmente no la tienen. Segregados en las calles y arrasados por las condiciones del capitalismo en su etapa tardía, no acostumbran a entrar en los museos o, simplemente, a opinar. David Kleinman, un desocupado, relata una visión propia de la historia de EE.UU. Una revisión que en seguida es tildada de marxista. Máxime cuando viene de una artista argentina que se atreve a hablar de EE.UU.





Al ingresar en una de las salas del Aldrich Contemporary Art Museum, el espectador se sentirá invadido por el olor a salitre, azufre y carbón de un cuadro quemado sobre el que se proyecta un film en blanco y negro. Quizás el hedor le provoque una extraña sensación, mezclada por la percepción de aquello que difícilmente pueda reconocer pero que sus inescrupulosas inversiones implementan. El miasma evocaría una serie de figuras opuestas: el 4 de julio, el 11 de septiembre y la guerra de Irak. Entre los visitantes del museo de la ciudad de Ridgefield suele haber un puñado de financistas que contribuyen a través de magnas inversiones a la apertura de “nuevos mercados” y, quizás sin saberlo, a la caída de gobiernos. Estos son los hombres que manipulan los flujos financieros globales, y por ende, controlan la distribución de los sujetos en el espacio y el tiempo. Estos hombres y sus familias saben que el tiempo es dinero, de manera que difícilmente dispongan de dos horas para ver y escuchar el retrato filmado de David Kleinman, un desocupado neoyorquino de 63 años, que desde el punto de vista personal relata la historia no oficial de los Estados Unidos. Este video, filmado por la artista Judi Werthein, se proyecta sobre una nube de cenizas y explosiones pintada con pólvora quemada por el artista Tomás Espina. "Do you have time?" es la narración de una historia y la puesta en imagen de un desocupado de Queens a la manera de un talking head en un paisaje onírico y etéreo. La literalidad del relato se ensambla con la lírica del movimiento ascendente de una nube de humo que remite a una explosión en el cielo.

David Kleinman estudió historia y filosofía en la Universidad de Wisconsin durante la década de los sesenta, pero abandonó sus aspiraciones académicas para trabajar y ganarse la vida a duras penas durante la crisis petrolera. Aunque haya dedicado 30 años de su vida a la industria de la imprenta, nunca desistió de su pasión por la historia. Como un ratón de biblioteca, Kleinman dividió su tiempo entre el trabajo y la familia por un lado, y la lectura autodidacta por el otro. Durante la recesión y la crisis mundial del 2008, Kleinman fue despedido. Con 59 años de edad y con nulas posibilidades de conseguir un empleo, en un país que llega casi al 10% de desocupación, Kleinman se abocó a la lectura y a la espera de la jubilación. Desocupado y sin haberse realizado como historiador, tiene todo el tiempo del mundo para contar su versión de la historia de los Estados Unidos. Muñido de hechos y detalles, habla sobre la ideología racista de los colonos de Massachusetts del siglo XVII, la masacre del río Mystic, el genocidio de las poblaciones aborígenes y el esclavismo. Estos temas están sometidos a escrutinio y asociados libremente con problemas del presente, así Kleinman pasa de Thomas Paine y George Washington a Richard Nixon y George W. Bush. Kleinman es marxista y un ferviente crítico de los Estados Unidos, sin embargo, al mismo tiempo, concibe a este país y a su constitución como uno de los máximos experimentos sociales de la humanidad, que sedujo a Alexis de Tocqueville e incluso a Karl Marx. Según Kleinman, Estados Unidos es una extraña combinación de materialismo e idealismo que promovió el self government, la democracia y la búsqueda de la felicidad -como afirma el artículo 4 de la constitución. Kleinman defiende los ideales y la praxis de la Revolución de 1776, a la que considera incomparable con la Revolución Francesa -germen del terror de Maximilien Robespierre y de los caprichos imperiales de Napoleón Bonaparte-. Sin embargo, el experimento americano nunca logró consumarse, quedando sumergido al yugo de las corporaciones y de la sociedad de control. Del ideal del autogobierno y la felicidad se pasó al control en red y a un Estado militar que impulsa guerras más allá de su soberanía política.

Si con endebles argumentos, basados en la ideología de la libertad y la democracia, los gobernantes de los Estados Unidos justifican invasiones, masacres y golpes de Estado. A su manera, la mayoría de los ciudadanos aprueban las guerras en Medio Oriente y el enorme presupuesto bélico (20% del PBI) que pagan con el 40 % de sus ingresos. “A contrario sensu”, algunos de los espectadores que acudieron a la inauguración acusaron de comunista a David Kleinman y objetaron la posibilidad de que una artista argentina opinara sobre la historia de un país que no es el suyo. Inverosímil chovinismo de una nación construida integralmente por la inmigración. Paradoja asimétrica de aquellos que pueden hablar e invadir otros países pero que no toleran críticas foráneas. Negando el derecho a opinar eligieron no escuchar, sumado el escaso tiempo que el público le suele dedicar a la contemplación de las obras de arte y la irritación provocada por las palabras de Kleinman, la mayoría de los espectadores no superó los 5 minutos de permanencia frente al video. La respuesta al título de la pieza, “Do you have time?” suele ser un categórico y tácito “no”.

La obra interpela al espectador incitándolo a revisitar la historia de los Estados Unidos y a leer la constitución que está situada en dos mesas adyacentes a las sillas y sillones de la sala de proyección. Las condiciones están dadas, pero el ritual de las visitas a los museos están pautadas: un ligero paseo y una mirada escurridiza que navega por las obras. Un desocupado que tiene tiempo libre para contar una historia se enfrenta a una audiencia que no tiene tiempo para escucharlo. Es sabido que el arte contemporáneo es un eslabón más de la industria cultural y que la sociedad occidental va por un siglo más sin aura. Sin embargo, “Do You Have Time?” requiere que los espectadores dejen de lado su rol de audiencia y se transformen en interpretadores que elaboren, traduzcan y se apropien de la «historia», del recuerdo de lo que fueron, de la percepción del presente y de la imaginación del futuro. Según Rancière, una comunidad emancipada es una comunidad de narradores y de traductores. Ésta es la línea de investigación que Judi Werthein viene desarrollando desde “Turismo” (2000), “Manicurated” (2001), “Obra contada” (2007), y que Tomás Espina acompaña en esta ocasión con una pintura que intenta recuperar, con los vestigios del fuego, la experiencia aurática.

publicado en A desk número 83

martes, 10 de mayo de 2011

Kunst und Politik


syd krochmalny, buenos aires, 2010

jueves, 31 de marzo de 2011


Please check out our project to raise awareness about everyday discrimination within the gender binary system and see how you can be a part of our mission!

domingo, 27 de febrero de 2011

El deseo demoledor de Roberto Jacoby



Foto: MUSEO REINA SOFÍA
MADRID, 25 Feb. (EUROPA PRESS)

SUS 'CONCEPTOS DE VIDA' EN EL REINA SOFÍA


Bajo premisas como 'tecnología de la amistad' o 'estrategia de la alegría', el artista y sociólogo Roberto Jacoby (Buenos Aires, 1944) nos propone un recorrido por sus experimentos, montajes y estrategias de exhibición, concebidas siempre entre la fiesta y la investigación social. 'El Deseo nace del derrumbe' es el título de esta muestra que podrá verse en el Museo Reina Sofía hasta el 30 de mayo.

Jacoby, figura "ineludible" en el arte argentino de las últimas décadas y poco dado a presentar su obra en museos y galerías, pero siempre bien ubicado en las "inmediaciones del arte", aceptó el reto de mostrar, por primera vez en un museo, su particular filosofía artística.

En este sentido, el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel describió a Jacoby como uno de los artistas "más interesantes e intensos" de su generación, quien desafiando a la obra tradicional, apuesta y le interesan las relaciones humanas.

Según ha explicado el propio Roberto Jacoby y la comisaria de la muestra, Ana Longoni, con el título, 'El deseo nace del derrumbre' se pretende "invocar al deseo" para que cambien las condiciones de vida que nos rodean.

El recorrido de la exposición comienza en la Sala de Protocolo donde se instalan los archivos del artista: un par de ordenadores permitirá acceder a gran cantidad de material documental sobre Jacoby -escritos, fotos, vídeos, canciones- a partir de una interfaz amable y lúdica, junto a la colección completa de la revista Ramona (2000-2010);

Sin olvidar el 'Gabinete de Curiosidades' (en la imagen), que, en palabras de la comisaria, Ana Longoni, "puede pensarse como una instalación" y muestra, a través de una vastísima documentación, la ineficacia e insuficiencia de exhibir las pocas ruinas que se conservan del arte de acción.

GALERÍA VIVIENDA

A continuación, Jacoby refleja en el 'Espacio Uno', una de sus instalaciones más conocidas titulada 'Vivir aquí' donde el artista trasladaba a la galería su vivienda-taller objetos cotidianos como la cama o el televisor, exponiendo públicamente el momento privado de creación de obra.

El concepto de este espacio, lo denomina como "tecnologías de la amistad", ya que surge de la colaboración entre artistas, que ha sido clave en todos los proyectos de Jacoby como Marina de Caro, Mariela Scafati, Daniel Joglar, Kiwi Sainz, Syd Krochmalny o Nacho Marciano, entre otros.

Asimismo, en la otra sala del 'Espacio Uno', se presenta la instalación '1968 el culo te abrocho', compuesta de 28 impresiones digitales de documentos que testimonian la radicalización política y artística de la vanguardia argentina en ese año.

Según explica la comisaria, sobre estos registros de este momento clave se inscriben -como capas geológicas- distintos modos de politicidad. "Los coloridos textos serigrafiados que flotan sobre los materiales de archivo convocan temporalidades azarosas en la vida del artista: desde sus canciones y poemas hasta citas de Karl Marx o los Evangelios Apócrifos".

Finalmente, en la zona de Bóvedas se exponen dos video-instalaciones: los registros de las experiencias Darkroom (2002-2005) y La Castidad (2007). Respecto al vídeo 'La Castidad', decir que es un documental de ficción que muestra una visión sobre el pacto de convivencia que mantuvo Jacoby durante un año con el joven artista Syd Krochmalny de mantenerse un año en "castidad" mientras trabajaban y producían su obra.

BIOGRAFÍA

Roberto Jacoby (Buenos Aires, 1944) empezó su trayectoria artística en 1964. Forma parte de la conocida como "generación Di Tella", en referencia al Instituto Di Tella, donde estudió.

Como miembro fundamental de la vanguardia argentina, en 1968 propició, junto con otros artistas, que el arte se trasladara hacia territorios aún más inciertos del conflicto social y político de su Argentina natal con obras como 'Tucumán Arde', en la que se propuso generar contrainformación y evidenciar la falsedad de la propaganda dictatorial.

Poco más tarde Jacoby abandonaba el arte en pos de la acción política directa, participando en la anti-revista Sobre e investigando la insurrección popular urbana, en 1969, conocida como el Cordobazo. También compuso decenas de canciones para el grupo rock Virus, uno de los más importantes de los últimos años de la dictadura militar y los primeros de la democracia en Argentina e impulsó numerosas fiestas y reuniones en espacios underground.

publicado en http://www.europapress.es/

domingo, 6 de febrero de 2011

Baño Revolution




In 2009 I tried to drive attention on some very common ways of discrimination in everyday life that remain invisible, even in institutions that are conscious and opposed to gender inequity. I worked specifically on the problem of public restrooms in the University of Buenos Aires. As everywhere, they are only two options: man and women. But, which one would be adequate for transgender or transvestite people? They remain with no place in binary gender classification.
With this idea in mind I produced an artistic operation called Baño Revolution (Toilet revolution) at the Department of Social Science at the University of Buenos Aires.
So I designed stickers with many gender options: women, men, lesbians, gay and transvestite persons. Then I stuck them in all the toilet doors of the Department turning them in genderless restrooms. As a way to make it work I invited some 50 people to use the restrooms independently of their gender option.
The event produced a wide and open discussions among students and professors. It was so polemic that the Department Director, the Academic Chair and professors wrote several articles which they published in a local newspaper. Aside from that, a research group on gender studies published a paper in the Social Sciences Review.
Later on, Argentina became the first country in Latin America and the second in the Americas to allow same-sex marriage nationwide.
My project is to turn the video recordings of Baño Revolution action into a mass media event through a video clip based on a song specially composed on the subject by a well known pop singer.
The video clip will play on Latin America music channels.

1. The Revolution Begins at Home


2. Girls, Boys and More


3. Thesis VIII


4. Multiple Love

5. Plan of Love and War

6. Open Restroom

7. Political Friendship

8. Social Conflict

9. Restroom Battle

10. Who are You?

11. Are the restrooms social facts?

12. Transvestite Origen of the World (Before Zeus's Maldition)

13. The Sacred Family

14. Social Theory DJ in the Bathroom

15. Genderless Restroom

16. Restroom Revolution