por Syd Krochmalny
Situación
A fines del 2008 el centro de estudiantes (CECSO), [1] con el apoyo del estudiantado, decidió tomar las tres sedes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires [2]. El fundamento de la medida de fuerza fue el reclamo y la exigencia de mejoras edilicias, un edificio único para todas las carreras, y mayor presupuesto. Esta acción significó la suspensión de toda actividad académica y fue acompañada por cortes de calles. Se hicieron asambleas, clases públicas y manifestaciones [3].
Por la situación edilicia, los estudiantes decidieron (por medio de una asamblea) extender el comedor del centro de estudiantes al estacionamiento en la sede Marcelo T. De Alvear. El comedor se había creado en el 2008, ubicado en una sala al interior del edificio, contaba con un espacio que no supera los 30 m2, pero que a través de una puerta se comunica con el estacionamiento de la facultad, cuyas dimensiones rondan los ¾ de manzana. Esta circunstancia permitió a los actores interpretar que la falta de espacios de socialización en la facultad –conformada por pasillos, aulas y halls-, podía ser suplida con una iniciativa política. “Hoy en la sede de Marcelo T. de Alvear no existe ni siquiera un metro cuadrado de sociabilidad para los estudiantes, docentes y no docentes” –dijo el ex presidente del centro de estudiantes-. Con este argumento se ocupó una parte del predio que no supera el 5% de la superficie total.
En el verano del 2009, un grupo de estudiantes independientes y los miembros del CECSO comenzaron la construcción del comedor en el estacionamiento. Consistió en la instalación de un techo y canteros que conforman una arquitectura que delimita el espacio y materializa la ocupación. La gestación de este nuevo escenario de socialización superó rápidamente su primera instancia como comedor integrando, al mismo tiempo, actividades académicas, políticas, culturales y artísticas.
Este hecho político cuenta en su haber con la aprobación de gran parte de los estudiantes, adhesiones de algunos profesores, declaraciones de tres decanos, una conferencia de prensa de la carrera de sociología y el apoyo público de artistas y de las Madres Plaza de Mayo línea fundadora. A su vez, la dimensión ocupada es insignificante en metraje, siendo un espacio marginal y subutilizado. Previo a la toma, estaba atiborrado de trastos viejos, maderas y autos abandonados. En la actualidad, germina vida y cultura, inyectada por la participación de los estudiantes, dirigentes estudiantiles y otros actores. La construcción de esta ecología cultural acontece en el interregno de la implementación definitiva del edificio único para Ciencias Sociales cuyos plazos oficiales no fueron cumplidos [4].
Sin embargo, pese a la legitimidad de la acción estudiantil, el rectorado interpretó el hecho como una “usurpación”. Esta acción no sólo privilegia la función social del espacio académico para el uso de un estacionamiento sino que, ante un conflicto de intereses, el consejo superior involucró al sistema penal para su resolución [5]. Frente a esta situación, las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales admitieron que el conflicto entre los actores debería resolverse en un mesa de diálogo, y que no debe buscarse la intervención de la justicia ante un problema que es de naturaleza política [6].
En el 2009 llegó una carta al CECSO en la que se notificó la existencia de una causa abierta y un estudiante imputado –Germán Feldman, ex presidente del CECSO-. El rector de la universidad solicitó identificar a los moradores y a los miembros del centro de estudiantes, también ordenó el desalojo durante el verano de 2009, impedido por estudiantes.
Tecnologías de la amistad y tecnologías de la confrontación
Con el sociólogo Lucas Rubinich decidimos intervenir en el conflicto. Resolvimos convocar a un grupo de artistas para operar y gestar formas artístico-sociales en el bar/estacionamiento. Creímos que no debíamos recurrir a las retóricas, tácticas y estrategias típicas, aquellas que llevan a cabo las agrupaciones estudiantiles y que son homologables a las formas de praxis artística de los grupos de arte activista: las “tecnologías de la confrontación”. Es decir, acciones y discursos en situaciones de conflicto con técnicas de oposición, protesta y denuncia [7].
La “estrategia de la oposición” se funda en la relación política entre amigo y enemigo, donde el enemigo es el burgués, el político, el burócrata, el genocida. Esta estrategia es una acción de resistencia y reivindicación frente al ataque a los amigos. El Otro de la estrategia de la oposición es un atacante que tiene como función unir a los atacados, hace que el conflicto fundamente a la comunidad, a los colectivos y a los grupos. Estas formas organizacionales se dan de modo defensivo. La gestación y proliferación de esta estrategia se produce en la línea de enfrentamiento que define los contornos de los grupos: no es el “ser con”, el “nosotros”, sino el conflicto, el otro, el eje fundante de los grupos de arte y militancia política.
De este paradigma, que resultó ineludible por constituir la situación sobre la que íbamos a operar, retomamos los siguiente elementos:
a. Intervención en un espacio de conflicto entre actores (principalmente estudiantes y rectorado) b. La colaboración entre artistas y grupos activistas (miembros de las agrupaciones políticas del centro de estudiantes) c. Difusión mediática (notas en distintos medios y video documental)
Pero, al mismo tiempo, era necesario eludir ciertos elementos constantes de estas tecnologías, a saber: la reproducción del conflicto en base a la relación amigo y enemigo, la retórica de la denuncia y la protesta, la estrategia de la oposición, la modalidad de acción defensiva, el ataque verbal y material. Por lo tanto, la idea era actuar sobre ciertos elementos que son parte del background de la tradición del arte activista. El bar/estacionamiento es una situación de hecho sobre la que podíamos trabajar artísticamente con otras tecnologías. Las que Fernanda Laguna y Cecilia Pavón habían acuñado, a fines de los noventa, como “tecnologías de la amistad”, y que Roberto Jacoby realizaba simultáneamente en una serie de proyectos como Bola de Nieve, Chacra 99, Proyecto Venus y Ramona.
Las Tecnologías de la amistad consistieron en conectar y articular fragmentos de mundo, iniciativas de artistas en una vasta ecología cultural autárquica en la que los artistas se postularon como autoproductores de sí mismos: como sus propios directores, curadores, críticos, galeristas, escritores e investigadores. De esas tecnologías recuperamos las siguientes pautas:
a. La participación de artistas y no artistas (incluimos a profesores, arquitectos, activistas y estudiantes que cursan la materia “Sociología General” de Lucas Rubinich). b. Énfasis en la conexión –philia- entre diversos actores en conflicto (activistas de otros partidos que no forman parte del centro de estudiantes, miembros del consejo directivo de la facultad, la carrera de sociología y el decanato). c. Construir un nuevo estado de cosas frente al deterioro de las instituciones. d. Dar una imagen a aquello que no lo tiene. e. Lógica positiva de acción, aceptando propuestas heterogéneas. f. Tejer redes, cruzar fronteras simbólicas, multiplicar las oportunidades de encuentros fértiles. g. Poner en práctica una “economía del don”.
Para llevar a cabo este plan se hizo una convocatoria en nuestro circulo artístico cercano, a aquellos artistas que pudieran brindar herramientas teóricas y prácticas, y que hubieran participado en el “arte activista” y en el “arte autogestivo”. Se convocó a Mariela Scafati por su trayectoria en el Taller Popular de Serigrafía (TPS), a Javier Barilaro, pintor y cofundador de la editorial Eloísa Cartonera, y a Fernanda Laguna artista y escritora, gestora de Belleza y Felicidad, Belleza y Felicidad Fiorito y Tu Rito. También a los arquitectos Gustavo Dieguez y Lucas Gilardi de a77 y a Pio Torroja y Mauricio Corbalán de m7red.
Tácticas y experimento de comando abierto
Con las tecnologías de la confrontación como situación de hecho citamos a distintos artistas para desplegar las tecnologías de la amistad. Definimos el comedor como lumpen bar y lo concebimos como una instalación sobre la que podíamos intervenir, configurar, rediseñar y colaborar [8]. También es un espacio de conflicto, habitado por estudiantes, lo que lo hace orgánico, interactivo, cambiante, donde las acciones se superponen y modifican entre sí, teniendo desarrollos, a veces, inesperados.
Decidimos convocar a los artistas y pensar en el lugar. La opinión común era que el espacio carecía de “visualidad”. Si la ocupación tiene legitimidad por la falta de un territorio de socialización, esta podía desmoronarse con una sola imagen. Por tal motivo, pensamos en la necesidad de crear un “rostro”. Otro pensamiento común fue que debíamos trabajar con las necesidades y materiales del lugar, aceptando la posibilidad de recibir materiales donados que podrían ser acoplados a los que allí encontráramos.
La primera acción fue una visita de reconocimiento del lugar de la que participaron Javier Barilaro, Florencia Rodríguez Giles, Luciana Lamothe, Lucas Rubinich y Bárbara Echeverría. En esta primera reunión planteamos algunas ideas e hicimos algunas fotografías del lugar.
El segundo encuentro consistió en la lectura de dos libros, el de las mil sillas y otro sobre arquitectura contemporánea. Mientras leíamos trabajamos con cuatro carretes de cableado que estaban tirados en el estacionamiento. Los lijamos, pintamos, barnizamos y le colocamos ruedas giratorias de polipropileno. En esta ocasión se sumaron Mariela Scafati (quien donó la pintura), Fernanda Laguna, Irina Kirchuk y Ángel Jara Oviedo.
El tercer encuentro fue en el marco de la segunda Feria del Libro Independiente realizado en el estacionamiento de la Facultad. Continuamos con nuestra labor en la construcción de mesas móviles. Santiago Villanueva y Federico Villarino nos visitaron y se sumaron a la acción. Otros artistas como Barilaro y Laguna montaron un stand con libros. Al caer la tarde Pío Torroja, Gustavo Dieguez y Lucas Rubinich armaron una mesa de debate para reflexionar sobre las posibilidades urbanas del conflicto.
Se planteó el estacionamiento como un espacio urbano privilegiado (fuera del mercado), un lote de grandes dimensiones escaso en esa zona de la ciudad de Buenos Aires. El espacio no fue afectado por los negocios inmobiliarios a causa de ser territorio público de la universidad. Se evaluaron las capacidades desaprovechadas por el uso de un estacionamiento en este terreno. Por lo tanto, los arquitectos propusieron inyectar imaginación política para pensar el estacionamiento/comedor como una plaza pública de las artes y las ciencias, coordinada por la universidad. Al mismo tiempo podrían construirse dos plantas de estacionamiento subterráneas. La construcción y el financiamiento de este proyecto autosustentable tardaría 5 años. La realización de un plan de esta magnitud sería un hecho económico mayor que el actual y, a su vez, prestigiaría a la universidad, implicando la participación de distintos actores sociales, siendo un acto ejemplar para otros proyectos de extensión universitaria hacia la comunidad. Este plan se ajustaría a los artículos principales del nuevo estatuto universitario:
“La elaboración e implementación de políticas activas que comprometan recursos y capacidades de la institución para la extensión y transferencia de conocimientos a la comunidad, asociados a actores sociales e institucionales específicos” (Estatuto de la UBA)
En la cuarta acción, Mariela Scafati y Lola Granillo prepararon una sopa con zapallos extraídos de la huerta orgánica del estacionamiento. Los comensales fueron estudiantes, graduados, dirigentes del CECSO y dos profesores. Esta exquisita sopa no sólo fue un acto de donación articulado con los materiales que se encontraban disponibles en el lugar sino que fue, sin proponérselo, una lección culinaria. El menú del comedor estudiantil está basado en alimentos con alto contenido graso (paleta, facturas, choripán) y carbohidratos (pastas, bolas de papa). La sopa postuló, a través de la acción, la relación no necesaria entre el bajo presupuesto y la mala calidad de los alimentos.
La quinta acción fue una clase pública. Lucas Rubinich dictó el teórico de la materia Sociología general en el comedor estudiantil. Asistieron estudiantes, activistas, artistas y comensales. La clase articuló los contenidos de la materia con el conflicto del comedor/estacionamiento. Las capacidades performativas de Rubinich se desplegaron de la teoría sociológica de la acción y el análisis del conflicto entre los estudiantes y el rectorado.
La sexta intervención partió de la gentileza de Irina Kirchuk quien nos informó que iba a desmontar la muestra de Jorge Macchi en la galería Ruth Benzacar. Fuimos en un flete con Javier Barilaro y, junto a Irina y Guido Yannitto, cargamos los listones en la camioneta. Al arribar al estacionamiento varios alumnos colaboraron en el descenso de la maderas. El material fue alojado dentro de la Facultad. Le contamos a los estudiantes que planeábamos fabricar bancos, sillas y mesas. Ellos apoyaron nuestra iniciativa. Sin embargo, una semana más tarde, miembros del centro de estudiantes, comentaron con sigiloso entusiasmo, mientras dictábamos el seminario con Rubinich, que habían hecho “algo” con los listones. Al terminar la clase fuimos a ver lo que habían hecho y nos encontramos con una verdadera “escultura social”. Ensamblaron las maderas de Macchi con sillas, bancos mesas y un extenso cartel con las consignas: “cesión definitiva del comedor”, “edificio único” y “mayor presupuesto”. El ensamblaje compuso una barricada. La trinchera fue instalada a 4 metros de los canteros, ampliando el terreno ocupado.
El experimento llevado a cabo en Sociales aún está abierto. Instamos a la participación y colaboración de sociólogos, artistas, urbanistas y arquitectos. El estacionamiento es un laboratorio social a intervenir. Por el momento hemos abordado los siguientes puntos.
El cruce entre arte, política y sociología La reconfiguración del espacio, los objetos y los sujetos La relación entre el arte, la educación y el valor pedagógico Acciones estéticas de praxis políticas impulsadas por artistas y apropiadas y reelaboradas por los estudiantes.
El fin político del proyecto es conectar a los actores (estudiantes, profesores, consejo directivo y consejo superior) y articular las distintas voces para la construcción de un espacio de la ciencia, la cultura y las artes de la universidad abierto a la comunidad.
Syd Krochmalny
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[1] Presidido por OKTUBRE un frente de izquierda conformado en el 2003 por el Partido Obrero, el MST, “El Viejo Topo”, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la “29 de Mayo”. En el 2004 se le sumaron Praxis (antes conocida como Socialismo Revolucionario que se separó del PTS por considerarlo “sectario” y “obrerista”) y el MAS. Durante 2005 el MST se fraccionó conviviendo brevemente los documentos 1 y 2 en el frente y en 2007 se sumó la COR (otra ruptura del PTS). La mayoría de los integrantes del frente son de ideología “trotskista”.
[2] Sede Marcelo T. De Alvear 2230, en Recoleta. Sede Parque Centenario, Ramos Mejía 841 y Franklin 54. Sede Constitución, Santiago del Estero 1029.
[3] En el mismo periodo, la Asamblea Universitaria- votó la reforma del estatuto universitario con 164 votos afirmativos, 16 negativos y 8 abstenciones. Durante la sesión, agrupamientos de estudiantes activistas trataron de forzar la barrera policial y entrar en el recinto con el objetivo de exigir su participación en el gobierno universitario. Cristian Henkel, copresidente de la FUBA, dijo que la asamblea tiene como intención profundizar la política neoliberal en la universidad. Exhortó que se quitaran las vallas y se retirara la guardia policial para que participen todos los representantes estudiantiles. La asamblea universitaria no aceptó las exigencias, la reforma se aprobó. Mientras tanto, se produjeron algunas diferencias entre sectores del estudiantado y la conducción de izquierda.- Oktubre, el frente que hasta entonces tenía la presidencia, volvió a fracturarse. En noviembre las elecciones fueron ganadas por un frente de “izquierda independiente” llamado “El Tren”.- Esta coalición está integrada por las agrupaciones “Contrahegemonía”(Corriente Universitaria Julio Antonio Mella), “La Mala Educación” y “Agrupación Universitaria Prisma”.
[4] Mientras tanto la universidad no cumple con el artículo 70 de su estatuto en procurar “la promoción de actividades culturales y deportivas y la infraestructura apropiada y el equipamiento pedagógico actualizado para el mejor desempeño de la tarea educativa”.
[5] Esta acción contradice a lo formulado en el estatuto universitario: todos los miembros de la comunidad universitaria tienen derecho a usar y disfrutar de los bienes de la Universidad (artículo 79).
[6] Asimismo, representa una grave una herida institucional y un retraso histórico para la institución. Porque el intento de abordar un problema académico haciendo uso del poder judicial atenta contra la autonomía universitaria.
[7] El arte activista opera sobre experiencias llevadas a cabo en colaboración entre artistas y grupos de activistas que “entrelazan creativamente recursos estéticos y comunicacionales con prácticas políticas” (Longoni, 2007). Estos agrupamientos están compuestos por arquitectos, comunicadores, y artistas que buscan activar prácticas transformadoras más allá de su ámbito de inscripción. Estos proyectos y estrategias fusionan arte y activismo de forma peculiar. Son acciones artísticas colectivas –de tipo performático, señalamientos urbanos, producción iconográfica, intervenciones en el espacio real y virtual— que se proponen una incidencia política inmediata a través de la difusión mediática y la participación conjunta con organizaciones de militancia social, de derechos humanos y ecológicas. El repertorio de estas prácticas está compuesto por performances, acciones, imágenes, señales e intervenciones urbanas. El despliegue de estas prácticas acontecen en diversos contextos: marchas, protestas, homenajes en puntos céntricos de la ciudad; en barrios, fábricas recuperadas, afiches de publicidad, edificios y plazas. Estas prácticas proporcionaron una visualidad a las acciones de protestas y de comunicación estratégica.
[8] El comedor es una instalación porque está parcialmente construido (canteros y techo), y porque carece de perspectiva centrada (múltiples configuraciones). Incluye a cualquier espectador a modo de participante, como partes integrales del espacio, y presupone un sujeto descentrado y un espectador corporeizado.
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