Martes, 5 de mayo de 2009
por Syd Krochmalny *
Baño Revolution es un proyecto artístico para cambiar la división sexual de los baños de hombres y mujeres en baños universales para todos los géneros. Su objetivo, pequeño pero ambicioso, fue insertarse en los flujos de acción de la vida cotidiana en la sede de Marcelo T. de Alvear de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Este tipo de práctica refiere a la relación arte-vida, y sus referencias pueden ser leídas desde las experiencias de Oscar Wilde en las postrimerías decimonónicas hasta la actualidad, en los experimentos del arte relacional. Baño Revolution puede ser pensado como un experimento sociológico en el que se usaron herramientas multimedia propias del arte contemporáneo. Por otra parte, el evento tuvo significado político en sí mismo, en tanto se orientó a funcionar como acción transformadora de la vida cotidiana. No se trató de reivindicar las libertades sexuales ni menos acompañarlas, sino de practicarlas de manera natural. En ese sentido, las impugnaciones bien intencionadas pero de corte conservador que pudieron leerse en una nota publicada en Página/12 el martes pasado merecen breves consideraciones. Es importante destacar que la iniciativa contó con apoyo de la carrera de Sociología, artistas, profesores y estudiantes. Nunca se opuso a articulaciones políticas más amplias, sino que se orientó a alimentarlas reconstituyendo el lazo social al interior de los espacios de la universidad, y si bien incorporó lenguajes habilitados por nuevas tecnologías, la performance fue “criticada” por su supuesto anclaje sesentista. La reacción contra la intervención recuerda aquella famosa de un profesor en 1966 frente a las experiencias con medios masivos de comunicación y formas contemporáneas denominadas happenings. Los reclamos eran similares: elitismo, extranjerismo, etc. Pero estas acciones, que fueron señaladas como “experimentos banales”, culminaron en Tucumán Arde, situados en la secuencia de politización del arte que precedió al Cordobazo. Quizás, experiencias como Baño Revolution, enmarcadas en la estrategia de la alegría, contribuyan más al fortalecimiento del repertorio de acción para la lucha político-cultural venidera que ciertas impugnaciones, donde una retórica supuestamente progresista no puede separarse de una concepción solemne, represiva y un tanto nostálgica.
Baño Revolution está cerca de las experimentaciones del arte relacional que opera sobre la materia social con instrumentos multimedia, generando cruces fructíferos entre la sociología y el arte. La idea es problematizar el monoformalismo de las ciencias sociales y practicar la sociología con métodos y herramientas que abran la imprescindible argumentación racional y la contrastación de hipótesis, a la dimensión performática, sonora y visual, acordes con el lenguaje contemporáneo. La crítica al experimento opuso discursivamente la experiencia contra problemas tales como la distribución del ingreso, la ofensiva reaccionaria contra las garantías constitucionales alcanzadas, las drogas, etc. Esta estrategia retórica –confrontar un hecho pequeño y local con los grandes problemas que desangran cotidianamente a nuestro país– no sólo resulta burda, sino que funciona como un mecanismo tranquilizador y exculpatorio para los que se refugian en las declamaciones abstractas y la burocracia del saber como trincheras para ocultar su imposibilidad de proponer nuevas formas sociales capaces de proyectar una dimensión utópica. Estas personas, acodadas en la burocracia y en rencillas propias de la gestión académica, terminan indignándose por (casi) todo en lugar de imaginar nuevos vínculos entre el conocimiento sociológico y el pueblo.
No hay adentro (universidad/baño) ni afuera (sociedad) sino pliegues, y el restroom es un espacio nodal de la casa, como el fuego, el lecho, la biblioteca y el taller, lugares primigenios de la transformación social. Si creemos que tenemos la posibilidad de elaborar discursos y prácticas que investiguen y transformen la sociedad extensa, debemos ser aptos para hacerlo con nosotros mismos en nuestro lugar (Lenin dixit).
* Sociólogo, artista visual, coautor de Baño Revolution y miembro de sociologiacontraataca.blogspot.com
Encantar los apuntes
Martes, 31 de marzo de 2009Por Lucas Rubinich *
¿Qué hacemos con los apuntes? ¿Hay que hacer algo con los apuntes o en verdad no suponen un problema en el marco de otros muy significativos? Y si tienen algo de problemático, ¿de qué se trata? ¿Simplemente los demonizamos, para estar a tono con la indignación frente a lo vulgar, pre-sesentista, retórica e individualista, abierta en algunas zonas de la cultura? Las preguntas se habilitan porque, sobre todo en universidades masivas como la UBA (que poseen de cinco a diez veces menos presupuesto que otras similares de Brasil y México, por ejemplo), las bibliotecas están debilitadas y en desventaja ostentosa frente a las latinoamericanas mencionadas. En este contexto, la utilización de los apuntes está relacionada con la cantidad de estudiantes, cuestión que hace por lo menos problemática la consulta simultánea en biblioteca de selecciones de diez textos diferentes para 300 o más estudiantes. Concretamente, los llamados apuntes consisten en selecciones de fragmentos de textos, en la mayoría de los casos fotocopiados, que componen a criterio de una cátedra cuestiones relevantes para el desarrollo de un programa de estudios. De esta tarea se encargan las secretarías de publicaciones de los centros de estudiantes y comercios privados.
La masividad en la universidad no es incompatible con la calidad educativa, aunque el sentido común promovido por los especialistas en educación que construyeron los programas del Banco Mundial sostenga lo contrario. Claro que masividad más presupuesto exiguo y ausencia de políticas universitarias arman un mapa preocupante y, en el caso de una universidad con historia como la UBA, decadente. La masividad, aun en este contexto, no impide el uso del libro, como mostramos desde nuestra cátedra de Sociología General, en la que nos valemos de libros clásicos de la teoría social y de, por lo menos, tres obras de autores contemporáneos. Promovemos la relación con el libro, ubicándolo en la biblioteca si estuviere, en la red, o comprándolo. No me valdré del recurso retórico rápido de promover el robo de libros que el patetismo pequeñoburgués identifica como transgresión. A nuestros amigos libreros les compramos los libros. Y si alguien quiere transgredir en serio, que vaya y robe un banco.
No obstante, utilizamos también el recurso de los apuntes, porque los consideramos una herramienta pertinente que contribuye a nuestros objetivos de formación. Pero lo que resulta evidente para cualquiera es que el objeto real, si hay algo que no posee –para decirlo de una manera contundente y clara– es encanto. Por lo tanto, nuestra propuesta es encantar los apuntes y para eso invitamos a artistas visuales a hacer obras que acompañen el cuadernillo “La construcción del objeto”, de nuestra cátedra. Con los mínimos elementos (blanco y negro en papel A4), los artistas Diego Bugallo, Mariana Cerviño, Nadia Finck, Syd Krochmalny, Fernanda Laguna, Diego Melero, Pomarola Talk, Jorge Porcel de Peralta, Gustavo Ríos, Lucas Rozenmacher y Mariela Scafatti construirán cada uno una obra que será reproducida separando los distintos artículos del cuadernillo. Además, esas obras serán serigrafiadas y se pegarán 800 copias en las puertas, ventanas y paredes del aula. Será algo así como una clase-muestra “Por el encantamiento de los apuntes”, de la que participarán los artistas. Al finalizar la exhibición, las reproducciones serigrafiadas de las obras estarán a disposición de todos.
Este hecho artístico, con voluntad de reencantamiento y reconstitución de lazos en el mundo cultural, puede ser también una mínima expresión de la necesaria y significativa lucha político-cultural por reencontrar a la UBA en su implicación productiva con diferentes zonas de la ciencia y la cultura y, por tanto, con la fortaleza simbólica que le posibilite abordar las grandes cuestiones de la sociedad argentina.
* Profesor y director de la carrera de Sociología. La “clase-muestra” se hará hoy, de 17 a 19, en el aula 512 de Marcelo T. de Alvear 2230.
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