viernes, 13 de diciembre de 2013

La patria es el Otro


Políticas de la amistad durante el kirchnerismo.

por Syd Krochmalny*

I. El problema político de la amistad.

La oposición acusa al kichnerismo de fomentar los antagonismos, de restringir la libertad, de corrupción, de avasallar la justicia y los medios de comunicación. Asociado al fantasma del autoritarismo, los sectores que concentran el poder económico, político y cultural, usan la inflación, las corridas bancarias y el fogón discursivo como armas destituyentes. No sólo las corporaciones, los medios concentrados, las fracciones del peronismo, los republicanos o los políticos zen -acompañados del gurú hindú o del rabino multicolor- culpan al gobierno de dividir sino también los blogueros cínicos que leen a Marx, Weber y Deleuze. ¿Pero qué se le pide al gobierno? ¿Escucha, unión y amor? ¿Qué sea el mejor amigo de sus enemigos? ¿Qué estreche las manos de aquellos que lo amenazan de muerte allí mismo donde se asedia a lo político? Los formadores de opinión le adjudican estas preguntas a "la gente", como si ellos fueran los intérpretes de una masa supuestamente transparente y compacta llamada pueblo. Detrás de estos interrogantes se desliza la exigencia de lo Uno, de lo común, la cual rige ciertas formas de pensamiento así como la política clásica de la amistad.

En la vida política contemporánea la amistad puede traducirse en el anhelo de la comunidad, de lo propio y lo común, la cual se inscribe en una antigua forma de pensar lo político. Este modelo remite a la amistad griega, una relación social que implica el acto y la actividad de amar. Según Aristóteles, al sujeto de la amistad, que tiene que ver con la justicia y la política, le conviene amar antes que ser amado para así crear la mayor amistad posible. De este modo, Eros y Filia son dos máquinas constructoras de relaciones aunque siempre agazapadas por el otro principio de Empédocles, el neikos, la destrucción, la disolución de las uniones y las formaciones creadas por la amistad.

La modernidad surge con la nostalgia de la desaparición de los lazos comunales, y con el anhelo de restituir la comunidad perdida a través de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Este último principio, el más antiguo de la vida política, desapareció de los discursos revolucionarios de la burguesía, y volvió en el siglo XIX en la disputa entre los valores de la igualdad y la libertad, donde la hermandad se constituyó como el destino de la comunidad, tanto para las fraternidades del socialismo utópico como para los camaradas del comunismo. Mientras se desplegaba la lucha armada de clases que Kautsky objetaría en la segunda internacional: una revolución sin violencia, o como prefería Bernstein, la transformación social.

De todas formas, en gran parte del pensamiento político de la modernidad, que nace con una teoría política de la enemistad natural, habría un consenso generalizado de que la amistad no podría ser el fundamento de la sociedad, una forma de vida en la que impera lo impersonal. A su vez, para el mismo Aristóteles hay una relación problemática entre la amistad y su número: no se puede ser amigo de la muchedumbre. Así el problema por excelencia de la modernidad sería la coexistencia entre gente que poco o nada tiene en común, entre los que compiten mutuamente y no sólo entre aquellos que son rivales sino también entre los enemigos, incluso entre quienes quieren matarse entre sí.

Las sociedades no son totalidades estables, ni agregados de individuos, sino que se constituyen en complejos ensambles, estructuras y redes de poder, intereses, siendo lo político justamente la traducción de esa tensión en una organización social que no se puede basar en la amistad. Aunque podría fundamentarse en otra especie de amistad, la de los extraños, donde la política resguarda la distancia infinita de los amigos y también de los enemigos. La amistad nietzscheana, la del encuentro entre desiguales, de los diferentes, de aquellos que reconocen su única igualdad en el diferir mismo. Así la sociedad es la comunidad de los sin comunidad, de los extraños, los anónimos, los diferentes.

II. Del nepotismo y el capitalismo de amigos.

Al kirchnerismo se le adjudica la creación de falsos enemigos y se le exhorta respetar al otro, al que no piensa como él. ¿Se le pide que sea amistoso? Pero inmediatamente se escucha su reverso: el gobierno propagaría el capitalismo de amigos entregando la construcción de viviendas y otros tantos negocios a conocidos y no expertos: todos ellos, simpatizantes y co-contratantes del gobierno, parte de la burguesía oficialista, quienes invierten con una ayudita en vez de promover el capitalismo laissez faire. También, el gobierno suscitaría la inserción familiar en el Estado: la sucesión del mandato presidencial en manos del matrimonio K, el fantasma de la reforma electoral, la hermana del ex presidente en el Ministerio de Desarrollo Social, y el hijo, dirigente principal de la Cámpora.
Evidentemente, la noción de capitalismo de amigos solapa una idea de sociedad compuesta por mónadas que buscan su propia ganancia en ausencia del Estado, una sociedad que gracias al impulso lucrativo, el beneficio se derramaría por una mano invisible al resto de los ciudadanos. Esta idea inaugural de la economía moderna, no sólo fue criticada por Marx en su análisis del proceso global del capital en el que describe las crisis cíclicas del capitalismo provocadas por la baja tendencial de la tasa de ganancia, también detalladas por Engels, definidas por Kondrátiev en su teoría de las ondas largas y formalizadas por Schumpeter. A su vez, Keynes refutó los postulados de la teoría clásica, según la cual la economía se regula por sí misma tendiendo al equilibrio y al uso pleno los medios de producción y trabajo. Para sostener el equilibrio entre la oferta y la demanda observó que era necesaria la intervención del Estado en la economía con el objetivo de regular el mercado, por ejemplo, con la utilización de los ahorros privados para el beneficio común, la creación de empleo público, en definitiva manejar tres variables macroeconómicas: la política monetaria, las tasas de interés y la demanda agregada.

El término capitalismo de amigos no sólo carece de sustento teórico, a razón de ser un modelo explicativo y esquemático al que se le opondría un modelo de sociedad de intercambio racional, de economía perfecta. También por ser un eufemismo que critica la intervención del Estado en las fallas del mercado, orientadas a regular las relaciones entre capital y trabajo, promover la asistencia pública y el bienestar social, garantizar los bienes públicos, proteger los recursos naturales y financiar un sistema de defensa nacional y de seguridad pública que garantice la paz- características mínimas de cualquier Estado moderno.

Del mismo modo sucede con la noción de nepotismo aplicada al gobierno, modelo social opuesto al meritocrático darwinismo social. En el primero, el reclutamiento de los cuadros políticos sería parecido al modelo de competencia perfecta en el mercado. Sin embargo, además que en el aparato burocrático del Estado haya un sinnúmero de mecanismos formales de participación e inclusión, en política entra en juego una diferencia ética y alianzas estratégicas que configuran las relaciones entre los grupos que construyen y conspiran modelos distintos de sociedad. No hay bondad ni maldad natural, sino un campo de posiciones heterogéneas donde se configuran diferencias políticas que se resuelven en acciones concretas. Cualquier acto político impacta en el campo social redistribuyendo los sujetos, los recursos y afectando intereses, el cual puede introducir cambios en la cultura.
Así en la última década el gobierno llevó a cabo una serie de transformaciones: reactivación económica, disminución de la desocupación y de los índices de pobreza e indigencia, desendeudamiento, crecimiento económico y redistribución del ingreso. Estas medidas produjeron la integración de nuevos sectores al mercado de trabajo, y beneficios para las clases trabajadoras y medias que redujeron las posibilidades de acumulación de capital para los sectores del poder económico que quieren cambiar las variables macroeconómicas para volver a un modelo de concentración y centralización: enfriamiento de la economía, devaluación, recorte del gasto público, eliminación de retenciones y subsidios.

La herramienta que hubiera permitido al gobierno luchar contra la inflación fue la ley 125 de retenciones móviles, de cuya fuente de ingresos el Estado iba a alimentarse para sostener el gasto público y mejorar la redistribución del ingreso. Proyecto de ley que hubiera dado la posibilidad de sortear la atadura cíclica del stop and go, el cual ha clausurado las etapas de crecimiento económico en la Argentina y que constituyó a la burguesía agroexportadora en el primer enemigo que intentó sitiar al gobierno actual con un golpe civil. Si esta ley hubiera sido negociada y aceptada por la mesa de enlace hubiera significado la redistribución de la renta excepcional del sector agroexportador al resto de la sociedad, constituyendo una verdadera alianza de clases entre el campo y la industria para un Estado Nacional que necesita profundizar el modelo: industrialización por sustitución de importaciones con inclusión social y distribución de la riqueza. Después de que Massa se opusiera a la ley 125, hizo un lobby en contra del gobierno nacional en la embajada de los Estados Unidos. Años más tarde, el Capriles de las Pampas plantea en su plataforma política la unión del campo y la industria, sin dar cuentas del plan que resolvería el desarrollo industrial sin las contradicciones estructurales con el sector agroexportador que han marcado a sangre y fuego la historia argentina a través de golpes militares.

III. La batalle cultural y los enemigos del kirchnerismo.

La batalla cultural es un término que permite entender la política, más allá de la ideología de la administración y gestión, como un sistema de poderes y decisiones inscriptos en relaciones de fuerzas y visiones del mundo. Toda política económica, comunicacional, de derechos humanos implica estar atravesada por la cultura, entendida como el sistema de signos que una comunidad humana ha producido en su historia y que reproduce en la vida social, y que se orienta al actuar en el mundo haciendo posible las interacciones, las relaciones y la comunicación. En una época en que coexisten distintas comunidades en sociedad, y en una sociedad democrática donde el poder es un lugar vacío, no hay lugar para la representación de una totalidad orgánica. Entonces, en la totalidad destotalizada de la vida social hay códigos culturales compartidos y otros en conflicto, en pugna a ser definidos, siendo el disenso y la pasión, en palabras de Chantal Mouffe, el alimento vital de la democracia.

La batalla se produce por medio de ideas y decisiones que transforman las distintas áreas de la sociedad. Estas propuestas y acciones deliberadas proponen intervenir en los códigos culturales, modificar las relaciones sociales, los modelos de conducta, y las creencias que forman parte de los distintos grupos humanos. La política de la memoria, la ley de medios, el matrimonio igualitario, fueron medidas que movilizaron a distintas partes de la sociedad en su favor, y otros -militares, medios concentrados y la iglesia- en contra. La competencia política que reclama la igualdad de los sujetos como sujetos políticos, cuestiona e interviene en las formas que organizaron la vida en las diferentes esferas sociales hasta el momento.
En el kirchnerismo el otro no es cualquier otro. Aunque el menemismo fuera superado en las elecciones presidenciales ha dejado una herencia profunda en los males de la sociedad. También, luego de que se promulgara la ley 25.779 que anula las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, y un fallo de la Corte Suprema de Justicia, se llevaron a cabo los juicios por delitos de lesa humanidad contra los militares de la última dictadura. Posteriormente, el proyecto de ley de las retenciones móviles condujo a una de las luchas más virulentas contra los sectores concentrados de la burguesía agroexportadora; la ley de medios contra el monopolio del grupo Clarín -que a pesar de haber sido votada y aprobada aún no se ha aplicado por las medidas cautelares. La ley de matrimonio igualitario movilizó en su contra a la Iglesia Católica, la recuperación de empresas que habían sido modelo del Estado Nación, YPF y Aerolíneas Argentinas, causó una reacción fuerte del capital transnacional. El FMI y los fondos buitres promueven un modelo económico de valorización financiera, siendo la deuda, según Mauricio Lazzarato, la base del modelo de acumulación actual.

Pero los opositores no sólo se constituyen por fuera del movimiento, sino también aparecen en su interior: desde el peronismo federal hasta la traición del vicepresidente Cobos que vetó la ley 125. En las filas de la oposición se agruparon miembros del primer kirchnerismo, como Roberto Lavagna, Alberto Fernández, hasta miembros del Gabinete del gobierno de Cristina, como Sergio Massa, quién representa en la actualidad el opositor más fuerte al gobierno. Incluso en esta línea podría incorporarse a Daniel Scioli quién levantando la bandera de la lealtad quiere afirmarse como sucesor inevitable de Cristina, y de esta forma, plantear una salida ordenada del kirchnerismo: "sé mi enemigo por amor de la amistad" (Blake). En este contexto, me imagino a Cristina citando el apóstrofe no sólo inversor sino trastocador que le fue atribuido a Aristóteles: ¡Oh amigos míos, no hay ningún amigo!

IV. Macri, Massa y Kirchner.


Pareciera haber, incluso al interior del gobierno, un consenso general de que las políticas de la enemistad no son favorables para las imágenes de los candidatos en el nuevo mapa político de caras a las elecciones legislativas de octubre y las presidenciales del 2015. En el reportaje que Cristina concedió a Hernán Brienza y que fue transmitido por la televisión pública, la presidenta negó que el fundamento político del kirchnerismo se inscribiera en la relación amigo-enemigo formulada por Carl Schmitt, luego que años atrás el diario Crítica "denunciara" el vínculo teórico-político con Néstor Kirchner.

De este modo, las plataformas de la oposición se enmarcan en las supuestas políticas de la amistad. Incluso en aquellas en las que se enmascara o disfraza los slogans por una pretendida "amistad a los hombres". Las críticas que el gobierno ha padecido, mutaron en los valores enunciados en los programas electorales: "diversidad, el respeto y la cooperación" dice el Frente Renovador (FR). "Desde la pluralidad nos escuchamos, nos respetamos, aprendemos unos de otros" sostiene el Pro. En ambos casos el modelo de campaña se inspira en el catch-all party. 

"Sabemos que una opinión distinta no representa una amenaza, si no que por el contrario, representa una oportunidad para mejorar" (sic). Las opiniones diferentes en materia de política cambiara o de demanda agregada pueden empeorar o mejorar sustancialmente la vida los trabajadores. Ignacio de Mendiguren, Martín Redrado y Miguel Peirano, integrantes del equipo económico de Sergio Massa, han planteado políticas económicas que promueven la devaluación, la eliminación de retenciones y subsidios, y ajuste. Si las opiniones pueden trasladarse en medidas políticas concretas éstas se traducen en diferentes modos de vida: en un dígito o dos de desocupación, en el crecimiento económico o el congelamiento, en la distribución del ingreso o en la concentración de capital.

"El mejor equipo para gobernar es el que entiende la política como un servicio público". La ideología anti-política que considera a los asuntos del Estado como administración de la cosa pública, representa no sólo la mirada del Pro, también la del FR. La visión articulada de la política, el Estado y la gestión es de aquellos que están "más allá de las divisiones del pasado y que quieren construir un futuro" (Massa), para quien los problemas de la sociedad son transparentes y neutrales. Esta idea de lo político no sólo está en las antípodas del pensamiento marxista y de Schmitt, sino del pensamiento político liberal. El mismo Max Weber cuando pensaba en las relaciones entre el político y el científico social, al primero le atribuía las metas y los valores de la comunidad que representa. En cambio, el analista sólo puede garantizar más o menos la enclenque objetividad de las ciencias sociales acerca de cuáles son los medios más idóneos para que el político logre alcanzar sus metas. 

Las plataformas electorales del FR, el Pro y Unen postulan un mundo sin fisuras, una totalidad cohesionada y homogénea, la cual se adecuaría a opiniones políticas diferentes que la conducirían a un estado mejor ("El país que queremos solo se construye si estamos todos: los más de 40 millones de argentinos"). En cambio, la plataforma electoral del FPV considera un mundo heterogéneo y complejo, con grietas y conflictos donde el Estado se define como "el árbitro de las relaciones sociales", la política como "un sistema de decisión e instrumento del cambio social", y la economía como "una herramienta para definir un proyecto de país".

V. Políticas de la amistad en la masa de singularidades.

En el peronismo clásico el sujeto se constituía en la masa tradicional en la que todos eran iguales entre sí y ninguna diferencia cuenta, ni siquiera la de los sexos. En cambio, durante el kirchnerismo los sujetos de derecho son múltiples y se articulan sobre la base de distintas variables -clase, género, edad, etnia, cultura- en situaciones específicas. De este modo, la política del kirchnerismo se diferencia del primer peronismo porque no aborda a la masa unificada y compacta encarnada en el movimiento obrero tradicional donde el individuo no tenía visibilidad, sino en un cuerpo social donde la diversidad está contemplada y en la que se abraza la diferencia antes que la homogeneidad. Allí se da la posibilidad de la amistad, en la política que actúa en el entramado de los sujetos disímiles que atraviesan lo económico, lo social y cultural.

Por ejemplo, Susana Trimarco, madre de una joven secuestrada, recorrió prostíbulos disfrazada de prostituta tratando de encontrar a su hija y a lo largo de su investigación estuvo ayudando a recobrar la libertad de muchas mujeres en las redes de trata. La agrupación HIJOS trabaja en la recuperación y la reconstrucción histórica de la identidad de sujetos individuales y colectivos, que fueron apropiados y cuyos padres fueron secuestrados, torturados y asesinados durante la última dictadura militar. La ley de identidad de género permite a cualquier ciudadano argentino mayor de edad contar con el nombre y el sexo en el DNI tal como cada uno lo sienta. Como primer antecedente, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación presentó un Amicus Curiae (amigo de la corte o amigo del tribunal) ante el Tribunal Superior de Justicia para que Dominique Pilleri, una travesti que cumple condena en un establecimiento para hombres, sea trasladada y alojada en una cárcel para mujeres.

Podríamos agregar, la Asignación Universal por Hijo, el aumento de las jubilaciones, el plan Procrear -créditos hipotecarios para la construcción, ampliación, terminación y refacción de viviendas-, la ley de medios, la ley de matrimonio entre las personas del mismo sexo, entre otras medidas, como políticas que encuentran en la sociedad la variedad de sujetos en funcionamiento. Una lógica del don sustrae así la amistad a su interpretación filosófica dispuesta en el campo social y político, a diez años de gestión, políticas de la amistad que llaman a la no reciprocidad, a la desproporción, a la disimetría, a la irreducible prelación de un pueblo de singularidades.

*Texto publicado en Mancilla año 3, número 6, noviembre de 2013.