lunes, 21 de septiembre de 2009

Una performance artística que propone desatar la imaginación

Clarin.com

Clarín, 19 de septiembre 2009
CULTURA: INTERVENCIONES PARA ANALIZAR LA SOCIEDAD

Participó un grupo de sociólogos y artistas. Fue en la facultad de Sociología de la UBA.
Por: Marina Oybin
Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN



PAPELES. ARTISTAS, EN UN AULA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UBA, DEJAN A LA VISTA UNA PINTADA.

El travesti Klaudia con K mostró sus pechos como la mujer símbolo de la UBA, el logo de la universidad diseñado por Ernesto de la Cárcova", recuerda Lucas Rubinich, especialista en sociología de la Cultura y director de la carrera de Sociología de la UBA. Se trató de "Sea madre/UBA desmadre", una performance de tres horas en la facultad de Ciencias Sociales (M. T. de Alvear 2230, una ex maternidad). Fue el miércoles, impulsada por "Sociología contraataca", un grupo integrado por Rubinich, sociólogos y artistas, que buscan desatar la imaginación para analizar la sociedad.

¿Por qué performances en la facultad de sociología? "Para quebrar el discurso alternativo cristalizado de la facultad: hay una gran presencia de un mundo político fuertemente deteriorado por los procesos de derrota de la izquierda. Tenemos gran cantidad de carteles, inmensidad de consignas, y uno se pregunta si eso tiene productividad: si está diciendo algo", afirma Rubinich. Y recuerda que el lazo entre arte de vanguardia, sociología y política arrancó con "Tucumán arde" en 1968, "donde participaron, entre otros sociólogos, Roberto Jacoby, Miguel Murmis y Silvia Sigal".

La apuesta por el arte comenzó en las jornadas de sociología en 2006, cuando Jacoby, quien fue integrante del Di Tella e ideólogo de la revista Ramona, propuso sus "Zonas Autónomas Temporarias", una experiencia de microsociedades utópicas. Luego, un despliegue de performances y obras de teatro copó claustros y aulas de la facultad. No faltaron vernissages e invitados especiales. Blanquita Rizzo, artista que compartió escenarios del underground con Batato Barea, hizo con su grupo de danza contemporánea una inquietante performance.

Hay más. Con dibujos, pinturas y objetos, artistas y sociólogos intervinieron aulas, ventanas y escaleras de la facultad. Mariana Cerviño pintó su propia tesis de maestría, y Nadia Finck resignificó los carteles políticos que inundan la facultad con "Entramado", una obra colgante. Más provocador, Baño Revolution, de Syd Krochmalny, con dos transformistas y música de Nacho Marciano, buscó "desnaturalizar la clasificación arcaica de los baños: se taparon los carteles de ´damas' y ´caballeros' y se reemplazaron por signos e imágenes que sugieren múltiples identidades sexuales", explica Rubinich, y cuenta que los transformistas se cambiaron en los baños y luego invitaron a la gente a pasar. ¿Qué diría Gino Germani?

Buscando otra estética para los apuntes, Rubinich presentó "Por el encantamiento de los apuntes". Jorge Porcel de Peralta, Fernanda Laguna y Diego Melero, entre otros artistas, hicieron una obra en blanco y negro para embellecer los textos fotocopiados. Luego, en su clase, Rubinich siguió: "Mientras daba el teórico, un grupo de compañeros hizo 800 serigrafías de las obras y las pegamos en el aula". Hubo inauguración con brindis, DJ y muchos curiosos.

En el cierre del reciente XXVII Congreso Alas de la Asociación latinoamericana de Sociología, Syd Krochmalny lanzó al aire globos de helio con ponencias. Y, el miércoles, en medio de las elecciones de los tres claustros para el próximo decano, la artista Mariela Scafati terminaba la intervención "Hablan las paredes en el aula 307".

Mientras se dictaba el seminario "Sociología de la cultura y de los intelectuales" en un aula llena, Scafati empapeló las paredes con un diseño hecho con serigrafías. Incluye también poesías y "acrílicos sobre pared" de una decena de artistas y sociólogos artistas. "En la facultad más empapelada de afiches políticos, se hace una obra de arte con empapelado", dice Rubinich.

En este camino, Rubinich -que se postula para ser decano- recuerda que fue protagonista de "Asamblea", una representación en la facultad, Tras escucharlo, la pregunta es ¿pueden las performances cambiar la forma de analizar la sociedad? Rubinich está convencido: "Nos proponemos quebrar convenciones, naturalizaciones de sentido común, y el arte, en ese sentido, opera de una manera irritante"

Sobre baños y revoluciones

Por Lucas Rubinich y Marcelo Langieri *

En una acción con centro en el hall y en el baño del segundo piso del edificio de Marcelo T. de Alvear de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), un grupo de artistas ligados a la Carrera de Sociología, bajo la dirección de Syd Krochmanly (sociólogo y artista visual) y Nacho Marchiano (líder del grupo Ahora y autor del tema “Baños”), intervinieron el viernes pasado todos los baños de la facultad y realizaron diferentes acciones en torno a esa intervención, a la que llamaron “Baño Revolution”. El eje de la propuesta consistió en problematizar una forma de clasificación, que es la división de los baños entre “baños de hombres” y “baños de mujeres”. De esta acción se desprende como provocador aspecto político la consigna “por baños universales”.

Los artistas taparon los carteles que dicen en un caso “damas” y en otro “caballeros” (formas en principio arcaicas de nombrar) y los sustituyeron por signos e imágenes humanas que sugieren múltiples identidades sexuales. Las doxas se sostienen como tales en tanto son algo por lo que nadie se pregunta por qué eso es así y no de otra manera. Por qué, como en este caso, habiendo otras identidades sexuales, se mantiene sin modificar esta forma de clasificación que es también una forma de organización de prácticas sociales; si se quiere, una institución social central en la vida cotidiana, que aparece ante la ausencia de estas preguntas, cristalizada.

Estos gestos artísticos que en los hechos se proponen como preguntas desnaturalizadoras de una institución social se convierten en hechos saludablemente desacomodadores para un espacio como la Facultad de Ciencias Sociales. Es, claro, la problematización de una institución que no condensa cuestiones relativas al poder económico o al poder político. Quizás alguien pueda suponer –aun en un espacio como esta facultad– que es una cuestión carente de relevancia.

La dirección de la Carrera de Sociología apoyó decididamente esta acción porque quienes estamos en estas funciones circunstanciales somos, sobre todo, profesores e investigadores con vocación intelectual y política y, como el conjunto de esta comunidad académica, revalorizamos diferentes formas de problematización del mundo social, obviamente las que corresponden a la producción de conocimiento científico, las que resultan de la acción política y, sin lugar a dudas, también las que genera siempre el mundo de las artes.

En una sociedad que ha convencionalizado formas dramáticas de desigualdad social aun con una historia de casi cien años de movilidad social ascendente, en la que grupos e instituciones con capacidades de imposición de visiones del mundo sostienen con tranquila obscenidad que la violencia generada por esta reciente historia de exclusión se soluciona bajando la edad de imputabilidad o instaurando la pena de muerte, es políticamente relevante formularse preguntas desnaturalizadoras sobre cualquiera, absolutamente sobre cualquiera, de las instituciones sociales existentes.

Apoyamos esta experiencia sin ambigüedades porque creemos, además, que es bueno que existan manifestaciones artísticas vivas en los pasillos y las aulas de la facultad; porque esta actividad en particular es, en el sentido más fuerte, arte político, y, entonces, se convierte también en un elemento imprescindible en la reflexión sobre las relaciones sociales en las que todos estamos implicados, y por fin, porque sostenemos firmemente la necesidad de promover estos puntuales hechos artísticos, en la convicción de que la asociación entre diferentes formas de arte y las ciencias sociales resulta productiva para el progreso del conocimiento sobre las sociedades humanas.

* Respectivamente, director y secretario académico de la Carrera de Sociología (UBA).

Baño Revolution o la sociología del bathroom

Página/12
Martes, 5 de mayo de 2009

Por Esteban De Gori y Matías Palacios *

Probablemente estemos de acuerdo en que nos encontramos en momentos cruciales para la Argentina. La agenda política que propuso el gobierno nacional está jaqueada por los medios de comunicación y por los grupos económicos. La rearticulación de viejas y nuevas derechas es la mejor evidencia de su predisposición para un nuevo asalto al poder. La puja por la distribución del ingreso, la disputa por las narrativas del genocidio reciente, la nada inocente sensación de inseguridad y la ofensiva reaccionaria contra las garantías constitucionales alcanzadas, así como la creciente penetración de drogas en los sectores populares son aspectos de la realidad insoslayable para nuestro país.

Salvo contadísimas excepciones, la universidad pública, progresista por definición y por tradición, parece estar ausente de esta escena. Es decir, su capacidad de intervención colectiva se encuentra debilitada no sólo por las políticas neoliberales, sino por la afirmación de intereses individuales en detrimento de los colectivos y comunitarios. Observamos una institución universitaria ensimismada en una suerte de “endogamia” profesionalista, atravesada por categorizaciones y reordenamientos jerárquicos más afines con la producción de un mundo aristocrático y elitista. El neoliberalismo no fue en vano. Penetró en las prácticas universitarias, en sus horizontes profesionales e intelectuales, reconfigurando el orbe de profesores, estudiantes y la sustancia de lo público. La insistente vocación por la búsqueda del prestigio individual devela el fracaso colectivo de sostener una producción atenta a la transformación, al progreso y al bienestar social.

Pese a esto, algunos actores de la universidad creemos que el sentido de nuestra acción está orientado hacia un reposicionamiento de la universidad en los debates públicos y en la sociedad, como productora de conocimientos, contribuyendo así al fortalecimiento del entramado social, que reinvente cursos de acción, que cuestione los sentidos comunes que afirman las desigualdades y que participe de manera protagónica en la búsqueda de igualdad y justicia.

Con “sorpresa” hemos leído (en Página/12, el viernes 24) un escrito apologético de una performance de música electrónica que concluyó con una “acción” sobre los baños de la Facultad de Ciencias Sociales, consistente en la destrucción de la señalética estándar y su reemplazo por imágenes que amplían el concepto de género. ¡Justo en nuestra facultad, que ha sido vanguardia en reivindicar libertades y elecciones sexuales y que acompañó con aportes sociológicos las insistentes luchas y reivindicaciones de los movimientos sociales!

Pues todo indica que aquella radicalidad ejercida en los años ’60 no es necesariamente una radicalidad para los días actuales, y termina abundando en prácticas que no colaboran con la superación de la fragmentación universitaria y que ni siquiera provocan nuevas interpretaciones y disputas. La sociología que nace y adquiere estatus científico en torno de la reflexión de las instituciones y sus formas de recreación y producción no debería resignificar sus sentidos con la declinación de las instituciones y afirmarse en el andamiaje teórico del posmodernismo. Requiere de un esfuerzo mayor en la búsqueda y multiplicación de objetos y preocupaciones teóricas que no encontrará en los... baños.

Si advertimos que en el detalle se encuentra el todo, podríamos decir que el detalle baño es la mejor manifestación de un proyecto de sociología reducido y pensado para los pequeños ámbitos. Lo deseable es salirse del baño, es decir, lo deseable es una sociología a la “vanguardia”, con propuestas sociales orientadas por una voluntad política transformadora. Porque puede suceder que mientras las derechas aspiran a ordenar “la casa” nuestra única salida es encerrarnos en los baños.

* La Gironda, agrupación de graduados y docentes de Sociología (UBA).

Apología del baño y revolución

Página/12

Martes, 5 de mayo de 2009

por Syd Krochmalny *

Baño Revolution es un proyecto artístico para cambiar la división sexual de los baños de hombres y mujeres en baños universales para todos los géneros. Su objetivo, pequeño pero ambicioso, fue insertarse en los flujos de acción de la vida cotidiana en la sede de Marcelo T. de Alvear de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Este tipo de práctica refiere a la relación arte-vida, y sus referencias pueden ser leídas desde las experiencias de Oscar Wilde en las postrimerías decimonónicas hasta la actualidad, en los experimentos del arte relacional. Baño Revolution puede ser pensado como un experimento sociológico en el que se usaron herramientas multimedia propias del arte contemporáneo. Por otra parte, el evento tuvo significado político en sí mismo, en tanto se orientó a funcionar como acción transformadora de la vida cotidiana. No se trató de reivindicar las libertades sexuales ni menos acompañarlas, sino de practicarlas de manera natural. En ese sentido, las impugnaciones bien intencionadas pero de corte conservador que pudieron leerse en una nota publicada en Página/12 el martes pasado merecen breves consideraciones. Es importante destacar que la iniciativa contó con apoyo de la carrera de Sociología, artistas, profesores y estudiantes. Nunca se opuso a articulaciones políticas más amplias, sino que se orientó a alimentarlas reconstituyendo el lazo social al interior de los espacios de la universidad, y si bien incorporó lenguajes habilitados por nuevas tecnologías, la performance fue “criticada” por su supuesto anclaje sesentista. La reacción contra la intervención recuerda aquella famosa de un profesor en 1966 frente a las experiencias con medios masivos de comunicación y formas contemporáneas denominadas happenings. Los reclamos eran similares: elitismo, extranjerismo, etc. Pero estas acciones, que fueron señaladas como “experimentos banales”, culminaron en Tucumán Arde, situados en la secuencia de politización del arte que precedió al Cordobazo. Quizás, experiencias como Baño Revolution, enmarcadas en la estrategia de la alegría, contribuyan más al fortalecimiento del repertorio de acción para la lucha político-cultural venidera que ciertas impugnaciones, donde una retórica supuestamente progresista no puede separarse de una concepción solemne, represiva y un tanto nostálgica.

Baño Revolution está cerca de las experimentaciones del arte relacional que opera sobre la materia social con instrumentos multimedia, generando cruces fructíferos entre la sociología y el arte. La idea es problematizar el monoformalismo de las ciencias sociales y practicar la sociología con métodos y herramientas que abran la imprescindible argumentación racional y la contrastación de hipótesis, a la dimensión performática, sonora y visual, acordes con el lenguaje contemporáneo. La crítica al experimento opuso discursivamente la experiencia contra problemas tales como la distribución del ingreso, la ofensiva reaccionaria contra las garantías constitucionales alcanzadas, las drogas, etc. Esta estrategia retórica –confrontar un hecho pequeño y local con los grandes problemas que desangran cotidianamente a nuestro país– no sólo resulta burda, sino que funciona como un mecanismo tranquilizador y exculpatorio para los que se refugian en las declamaciones abstractas y la burocracia del saber como trincheras para ocultar su imposibilidad de proponer nuevas formas sociales capaces de proyectar una dimensión utópica. Estas personas, acodadas en la burocracia y en rencillas propias de la gestión académica, terminan indignándose por (casi) todo en lugar de imaginar nuevos vínculos entre el conocimiento sociológico y el pueblo.

No hay adentro (universidad/baño) ni afuera (sociedad) sino pliegues, y el restroom es un espacio nodal de la casa, como el fuego, el lecho, la biblioteca y el taller, lugares primigenios de la transformación social. Si creemos que tenemos la posibilidad de elaborar discursos y prácticas que investiguen y transformen la sociedad extensa, debemos ser aptos para hacerlo con nosotros mismos en nuestro lugar (Lenin dixit).

* Sociólogo, artista visual, coautor de Baño Revolution y miembro de sociologiacontraataca.blogspot.com



Página/12

Encantar los apuntes

Martes, 31 de marzo de 2009

Por Lucas Rubinich *

¿Qué hacemos con los apuntes? ¿Hay que hacer algo con los apuntes o en verdad no suponen un problema en el marco de otros muy significativos? Y si tienen algo de problemático, ¿de qué se trata? ¿Simplemente los demonizamos, para estar a tono con la indignación frente a lo vulgar, pre-sesentista, retórica e individualista, abierta en algunas zonas de la cultura? Las preguntas se habilitan porque, sobre todo en universidades masivas como la UBA (que poseen de cinco a diez veces menos presupuesto que otras similares de Brasil y México, por ejemplo), las bibliotecas están debilitadas y en desventaja ostentosa frente a las latinoamericanas mencionadas. En este contexto, la utilización de los apuntes está relacionada con la cantidad de estudiantes, cuestión que hace por lo menos problemática la consulta simultánea en biblioteca de selecciones de diez textos diferentes para 300 o más estudiantes. Concretamente, los llamados apuntes consisten en selecciones de fragmentos de textos, en la mayoría de los casos fotocopiados, que componen a criterio de una cátedra cuestiones relevantes para el desarrollo de un programa de estudios. De esta tarea se encargan las secretarías de publicaciones de los centros de estudiantes y comercios privados.

La masividad en la universidad no es incompatible con la calidad educativa, aunque el sentido común promovido por los especialistas en educación que construyeron los programas del Banco Mundial sostenga lo contrario. Claro que masividad más presupuesto exiguo y ausencia de políticas universitarias arman un mapa preocupante y, en el caso de una universidad con historia como la UBA, decadente. La masividad, aun en este contexto, no impide el uso del libro, como mostramos desde nuestra cátedra de Sociología General, en la que nos valemos de libros clásicos de la teoría social y de, por lo menos, tres obras de autores contemporáneos. Promovemos la relación con el libro, ubicándolo en la biblioteca si estuviere, en la red, o comprándolo. No me valdré del recurso retórico rápido de promover el robo de libros que el patetismo pequeñoburgués identifica como transgresión. A nuestros amigos libreros les compramos los libros. Y si alguien quiere transgredir en serio, que vaya y robe un banco.

No obstante, utilizamos también el recurso de los apuntes, porque los consideramos una herramienta pertinente que contribuye a nuestros objetivos de formación. Pero lo que resulta evidente para cualquiera es que el objeto real, si hay algo que no posee –para decirlo de una manera contundente y clara– es encanto. Por lo tanto, nuestra propuesta es encantar los apuntes y para eso invitamos a artistas visuales a hacer obras que acompañen el cuadernillo “La construcción del objeto”, de nuestra cátedra. Con los mínimos elementos (blanco y negro en papel A4), los artistas Diego Bugallo, Mariana Cerviño, Nadia Finck, Syd Krochmalny, Fernanda Laguna, Diego Melero, Pomarola Talk, Jorge Porcel de Peralta, Gustavo Ríos, Lucas Rozenmacher y Mariela Scafatti construirán cada uno una obra que será reproducida separando los distintos artículos del cuadernillo. Además, esas obras serán serigrafiadas y se pegarán 800 copias en las puertas, ventanas y paredes del aula. Será algo así como una clase-muestra “Por el encantamiento de los apuntes”, de la que participarán los artistas. Al finalizar la exhibición, las reproducciones serigrafiadas de las obras estarán a disposición de todos.

Este hecho artístico, con voluntad de reencantamiento y reconstitución de lazos en el mundo cultural, puede ser también una mínima expresión de la necesaria y significativa lucha político-cultural por reencontrar a la UBA en su implicación productiva con diferentes zonas de la ciencia y la cultura y, por tanto, con la fortaleza simbólica que le posibilite abordar las grandes cuestiones de la sociedad argentina.

* Profesor y director de la carrera de Sociología. La “clase-muestra” se hará hoy, de 17 a 19, en el aula 512 de Marcelo T. de Alvear 2230.